DIOS NUNCA LLEGA TARDE, ÉL SIEMPRE LLEGA EN EL TIEMPO PERFECTO

Hechos 12:5-7 RVR1960| Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. 6. Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

Cuando Pedro fue sentenciado a muerte por el rey Herodes, la iglesia entró en un tiempo de oración constante, porque sabía que solo la intervención Divina, podía cambiar el ultimátum de muerte que se había decretado sobre un servidor de Cristo. Pedro podría estar allí cuestionándose el porqué su vida iba a terminar de esa forma, pero lo que hizo Pedro, fue descansar, porque sabía que sus días estaban en la mano de Él, porque el tiempo de Dios es perfecto.

Es importante resaltar que nuestras oraciones van a cambiar los decretos de muerte del enemigo, por manifestaciones y experiencias sobrenaturales de su poder; así que si hoy estás bajo algún decreto del enemigo en tu salud, en tu matrimonio o finanzas, sepas que la mejor estrategia es unirte en oración, porque en la unidad hay victoria. Un pueblo que se une a clamar misericordia a un Dios vivo, verá los cielos abiertos a su favor.

Mateo 18:19 NVI| »Además les digo que, si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo.

Notemos esto: Las cárceles en esos tiempos contaban con un alto equipo de seguridad, y podemos leer que Pedro estuvo custodiado por cuatro compañías de guardias, y cada compañía la formaban cuatro soldados, también se encontraba sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la puerta de la cárcel; añadido a esto los muros y barrotes de dicha prisión eran humanamente impenetrables, es decir, nadie sin autorización podía llegar hasta donde estaba Pedro. Pero la iglesia no se quedó de brazos cruzados, sino que empezó a orar sin cesar, porque sabía que la oración puesta de acuerdo, tiene poder, para revocar los decretos del infierno sobre los hijos de Dios.

Lucas 1:37 RVR1960|porque nada hay imposible para Dios.

Nuestra oración provocará su intervención, y veremos a sus ángeles trabajando a nuestro favor. Mientras la iglesia rogaba, Dios estaba haciendo su obra dentro de la prisión. Y tú, ¿Ya te has puesto de acuerdo con tu hermano por una misma petición? Se que si la iglesia se uniera más en cadenas de oración por la necesidad de los menos favorecidos, experimentaríamos más del poder de Dios aquí en la tierra. Queremos un reavivamiento, pero necesitamos empezar desde nuestros hogares.

Amado lector, quizás estés viviendo un imposible en tu vida, donde las diferentes amenazas tratan de matar tus sueños y anhelos del corazón, pero el Señor quiere recordarte que pese a todo pronóstico o diagnóstico del hombre, tus días están en sus manos y su misericordia está sobre ti. No renuncies a la oración, sino que únete a otros y proclamen adoración y oración al Dios Altísimo, porque en medio de ese clamor, verás y experimentaras cosas sobrenaturales. Su Palabra tiene tesoros escondidos y aquellos que deciden creerle, podrán experimentar esa paz que sobrepasa toda opresión del enemigo. Pedro podría haberse dado por vencido, su hermanos de la fe, también lo hubieran hecho, pero ellos así cómo nosotros, sabemos que la oración todo lo puede transformar y que todo decreto del infierno queda abolido por la Sangre de Cristo. Hay poder en su Sangre, hay poder en su Sangre. Amén.

Salmos 34:5-7 RVR1960| 5 Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados. 6 Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias. 7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.

Que la gracia y el favor de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.

Con amor,
Fabio R. Ventura