LLEGÓ EL FIN DE TU SEQUÍA

1 Reyes 18:1 y 44 RVR1960| Pasados muchos días, vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra.
44. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje.

Sabemos que aquello que sale de la boca de Dios para nuestras vidas se cumplirá, y una vez más el profeta Elias nos muestra el poder de las palabras; él había profetizado que no abría lluvia y así mismo sucedió, pero ahora recibe una palabra dada por Dios, donde le anuncia el fin de la sequía. Al estudiar el trasfondo del porque vino esta sequía al pueblo de Israel, vemos que todo esto fue el resultado de su desobediencia; el pueblo de Israel dejó al verdadero Dios, para irse tras dioses falsos. Pero a pesar del desenfreno de su pueblo, Dios obró a favor de este y les mandó de nuevo la lluvia, porque su misericordia es grande. Muchas veces no somos merecedores de su gracia, pero que bendecido somos cuando la hemos alcanzado.

Notemos esto: El profeta Elias recibe una orden de proclamar que la lluvia viene. Pero también sabe que debe hacer su parte para ver el cumplimiento de la palabra y esto es creer que la misma se cumplirá. Vemos que la fe del profeta lo llevó al altar de oración y a perseverar en ella hasta que el milagro ocurriera. Y esto es una gran enseñanza para nosotros, porque hoy puedes tener sequía en alguna área de tu vida y puede ser incluso por malas decisiones que tomaste en el pasado, pero recuerda que las misericordias de Dios son nuevas cada mañana, así que cada día es una nueva oportunidad para hacerlo mejor y buscar su dirección. Imitemos la fe de Elías, quien al recibir la palabra, la obedeció y oró hasta ver su cumplimiento.

Lamentaciones 3:22-23 RVR1960|Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

Amado lector, cada mañana nos levantamos con la esperanza que hoy será el mejor día de nuestra vida, porque son tantos los procesos que hemos pasado, que hemos perdido la cuenta de todas las veces que lo hemos intentado pero no ha funcionado, por eso oro al Padre, para que el velo sea rasgado y puedas ver que tu mejor temporada ha iniciado y aunque la misma se había retrasado, no te desesperes, porque la verás manifestada. El salmista esperó pacientemente a Jehová y vio su respuesta, y lo mismo sucederá contigo en este tiempo. No te rindas, recuerda esas maravillosas promesas que Dios te ha dado, porque cada una de ellas se cumplirán en tú vida. Amén.

Habacuc 2:3 RVR1960| Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.

Que la gracia y el favor de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.

Con amor,
Fabio R. Ventura