Hechos 7:59-60 RVR1960 | Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.
Cuando estudiamos la historia de Esteban, quien fue el primer mártir que nos narra el Nuevo Testamento, podemos ver que tan fundamentada estaba la fe de este hombre, quien poniendo su mirada al cielo, pudo enfrentar el dolor de la lapidación, y aún así pedirle a Dios que los perdonara, porque sus faltas de entendimiento les impedía poder entender que Esteban hacía mucho había tenido una llenura de su Santo Espíritu el cual le impedía lanzar alguna palabra diferente a la que había vivido o aprendido de Jesucristo.

No todos tienen el fundamento o raíces para soportar el ataque del enemigo cuando este empieza a dar frutos. Si analizamos detenidamente el porqué vino este ataque a Esteban podemos leer en Hechos 6:8 que Esteban estaba lleno de la gracia y el poder, y hacía grandes milagros y señales entre el pueblo, y estas señales eran el producto de su llenura del Espíritu Santo, y todo esto desencadenó la envidia, el celo ministerial de muchos a su alrededor, que no podían entender porque era usado por Dios.
¿Te preguntarás porque te suceden cosas sin merecerlo? Y te puedo decir en mi experiencia a lo largo del ministerio, que las mismas hacen parte de tu proceso, porque son esas situaciones las que te llevaran a experimentar una verdadera relación con Dios, es de allí, de ese dolor, de ese problema, de esa aflicción o desafío que puedas estar atravesando, que el Señor está puliendo tu vasija, para que portes el aceite de la unción de su Santo Espíritu. Porque sólo quienes han sido procesados en medio del vituperio, señalamiento e incluso de las piedras que le han lanzado, hoy dan testimonio que fue la mejor temporada que pudieron experimentar, porque fue en ese lugar que tuvieron las mejores experiencias con el Rey de Reyes y Señor de Señores.
Estudiemos algunos principios que le hicieron a Esteban producir frutos y soportar el proceso.
1- PERSEVERA EN LA ORACIÓN Y LA MEDITACIÓN DE SU PALABRA
Los apóstoles juntamente con sus discípulos y equipo de trabajo desarrollaron una disciplina en la oración, porque ellos sabían que de allí provenía su victoria. Y podemos verlo en el relato de Esteban, quien en su discurso relató todo el Antiguo Testamento de memoria, porque estaba lleno de su palabra. Si quieres dar frutos y resistir al ataque del enemigo, debes llenar tu vasija de oración y palabra de Dios, porque son las raíces que te harán producir frutos en medio del desierto.
No te desanimes por lo que hoy atraviesan, porque todos estos ataques solo están anunciando que la respuesta a tus oraciones se están manifestando, y aquello por lo que el Señor te ha dicho que tengas paciencia y esperes, se va a cumplir, porque es en su tiempo y a su manera, que recogerán los mejores frutos de la unción.
Y estos ataques sólo son parte del fruto que estás dando para el reino de Dios, así que sigue perseverando en el altar de oración y cada mañana lo primero que hagas sea abrir la Biblia y llenarte de su palabra, y verás que por fuerte que sea el ataque, tus raíces son tan profundas que te mantienen firme a Jesucristo en la asignación que el cielo te ha asignado.
ENFÓCATE EN DIOS Y NO EN LAS PIEDRAS
Nadie puede negar que las piedras que golpeaban a Esteban lo hicieron sangrar y le estaban causando fuertes dolores, pero su mirada estaba puesta en el cielo, y es allí donde te conviertes en una persona indetenible, que a pesar de los muchos golpes que estés recibiendo del enemigo, sigues orando y adorando, confiado que Dios está en el asunto.
Isaías 40:31RVR1960| pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Amado lector, tú fuiste diseñado para dar mucho fruto, no te detengas por las piedras que hoy están recibiendo, porque esto solo está mostrando que tu fruto es bueno y estás conquistando terreno para el reino de los cielos. Recobra ánimo en la oración, y entrega todas y cada una de tus cargas al Señor, porque a pesar de tus muchas luchas diarias, debes mantener tu mirada puesta en los cielos, recordando que el que está peleando por ti es Jehová Dios Todopoderoso y nunca ha perdido una batalla. Eres vasija renovada que porta el aceite de la unción de su Santo Espíritu. Aleluya
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes. Amén.
Fabio R. Ventura
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Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas
RVR1960|Reina-Valera 1960