UN ENCUENTRO CON EL DIOS VIVO

Éxodo 3:1-2 RVR1960| Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

Dios siempre actúa de manera diferente en el llamado de cada persona, cuando Moisés fue llamado a cumplir su propósito, fue necesario que pasara por su desierto, para que pudiera entender en su momento, porque vivió todo lo que tuvo que enfrentar. Si recordamos la historia, Moisés fue rescatado de las aguas, y se convirtió en un príncipe en Egipto, y él estaba tan acostumbrado a una vida llena de lujos y comodidades diarias que el palacio del Faraón le proveía. Pero cuando en medio de la comodidad sabes distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, entonces sabes que tus acciones pueden desatar un sin números de situaciones. Y Moisés no escapó del resultado de sus acciones, y se vio en la necesidad de huir, como un asesino, como un delincuente, pero cuando él pensaba que su vida había terminado, lo único que verdaderamente estaba sucediendo, era que Dios estaba acelerando el cumplimiento de su llamado. Y lo mismo está pasando contigo, porque en el desierto que hoy te encuentras viviendo, es para darle el inicio al entrenamiento de tu llamado.

A Moisés un error lo hizo huir al desierto, pero fue en ese desierto que Dios se le reveló. Siempre me he preguntado ¿Porque Dios se le apareció en el desierto y no en el palacio? Y esta es la respuesta que el Espíritu Santo me entregó: Dios siempre estuvo con Moisés, aun desde su nacimiento cuando su madre lo tuvo escondido, aún cuando lo tiraron por el río, fue Dios quien le preservó la vida y lo puso en las manos correctas para que fuera criado seguro. Pero a pesar de todo eso, Dios se le aparece en el momento correcto de su vida, cuando incluso él mismo pensaba que su destino final era pastorear las ovejas de su suegro.

Miremos estos dos puntos del llamado de Moisés:
1- Dios lo envió al desierto a pastorear ovejas, porque este era el llamado que debía ejercer con el pueblo de Israel. No veas en poco aquello que hoy estás haciendo, porque las incomodidades que hoy estás enfrentando, es para que puedas entender que Dios te está moldeando a lo nuevo que Él tiene preparado para ti; tu corazón esta siendo entrenado para poder amar a aquellos que no te dan beneficio, o que simplemente son rebeldes en tu contra, pero que por obediencia a tu llamado debes pastorear.

2- Estas aprendiendo a ser agradecido con lo que Dios te provee. Notemos esto, Moisés estaba acostumbrado a muchos lujos en el palacio real, pero cuando es introducido al desierto de Madián, pasando de tenerlo todo a no tener nada, e incluso ejercer un oficio en el que muy posiblemente nunca había sido entrenado, porque su entrenamiento era para ocupar si fuese necesario la posición del rey de Egipto. En esos tiempos el trabajo de pastor era un oficio humilde, y por lo regular era ejercido por mujeres. Hoy quizás no disfrutes de lo que quieres, pero en medio del desierto estás viendo la mano de Dios supliendo lo que necesitas, y si puedes dar gracias en lo poco, te puedo asegurar que en lo mucho Dios te pondrá.

Amado lector, Dios conoce la realidad que hoy estás atravesando, y no te está ignorando, sino que en medio de tu desierto Él está esperando que puedas venir a su presencia, que saques tiempo para estar a solas con Él, y le puedas conocer de una manera única y especial. Y en medio de todo este silencio que has estado experimentando en estos últimos meses, Dios está allí, así que no te des por rendido, porque has perdido la guerra, solo que no estabas peleando con las armas correctas. No te estoy profetizando prosperidad, ni mucho menos que ya hoy te levantaste siendo millonario porque entregaste lo último que tenías, no no no, ese no es el evangelio que la Biblia me enseña, porque la grandeza del hombre no se mide en su bienes materiales, sino en la capacidad que tiene de obedecer a Dios; y ten presente que mucho de los resultados que está viviendo hoy, son producto de las malas decisiones que tomaste en un pasado, pero que Dios en su infinita misericordia está dispuesto a restaurar, si así se lo permites. Sé que estar en el desierto al principio es humillante, pero en medio de toda vergüenza, Dios está trabajando con tu carácter, con tu orgullo, con tu altivez, con tu vanagloria y la lista se vuelve innumerable, pero todo esto es necesario para el cumplimiento de su propósito en ti. ¡Levanta tu fe, porque el desierto no es tu final, sino el inicio de nuevos comienzos!. Amén.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes, Amén.
Fabio R. Ventura
http://www.caminandocomojesus.com

|Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960| Reina-Valera 1960

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