DEVOCIONAL: UNA VIDA CON VISIÓN CELESTIAL
Juan 16:21 |RVR1960
La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
Son tiempos donde tu fe, será puesta a prueba, donde cada acción que ejecutes será tomado en cuenta, y determinará si tu corazón está alineado al propósito de Dios.
″Tu madurez espiritual, determinará la grandeza de tu milagro»
En medio del proceso de parto, la mujer entra en tensión, temor e incertidumbre, porque no sabe a que se enfrenta, y puede durar horas en angustia, esperando que llegue el momento; su mente se empieza a llenar de pensamientos negativos, y aún con esos pensamientos le toca luchar; pero cuando llega la hora de su milagro, es tan grande el gozo, que todo el proceso de dolor, se le olvida, y disfruta de la bendición que Dios le ha dado.
¿Que te ayuda a resistir en el tiempo del dolor?
La esperanza de saber qué detrás de todo ese dolor, el cambio para a lo nuevo de Dios ha iniciado, y con el grandes bendiciones.
El milagro que viene después de el proceso que has pasado, te ha llenado de expectativa, y te ha preparando para llevarte a una nueva dimensión de fe, porque tus ojos espirituales se han activado y empiezas a ver más allá de lo que tus ojos naturales puedan ver, verás oportunidades donde otros no la han visto, y tu fe será recompensada.
Soporta el dolor, porque estás a pasos de dar a luz, y tu tristeza se convertirá en gozo, cuando tengas en tus manos esa gran bendición, que Dios ha sido ordenada para ti desde el cielo.
Debes volver a ese tiempo de intimidad, retomar tu altar de oración, para que tu vida espiritual aumente y tu carne mengue.
Los grandes hombres de Dios ahoga su dolor, en medio de la intimidad con él, donde el amor de Dios empieza a llenar esos vacíos del corazón, y su alma se une por completo a su voluntad.
Tus acciones en el día a día son el reflejo de la intimidad que tienes con Dios.
El abandonar el altar produce en ti, un mal proceder en tus decisiones y es una puerta espiritual que se le abre al desánimo, mal carácter, y las obras de la carne…
Pero eso te animo a que te levantes, y le entregues esas cargas a Dios y empieces a retomar la intimidad con él. Levante nuevamente de madrugada, busca su presencia, llénate del Espíritu Santo, porque aún en medio de las pruebas y las aflicciones que te acongoja has logrado mantener tu mirada y tu confianza firme en el Señor.
Amad@, aun en medio del proceso, si tienes intimidad con Dios, darás los frutos del Espíritu Santo y serás instrumento útil en sus manos.
Salmos 92:10 |RVR1960
Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo;
Seré ungido con aceite fresco.
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La Gracia sea con todos ustedes,
Fabio R. Ventura