Deuteronomio 8:2 NVI|Recuerda que durante cuarenta años el Señor tu Dios te llevó por todo el camino del desierto, para humillarte y ponerte a prueba. Así llegaría a conocer lo que había en tu corazón y vería si cumplirías o no sus mandamientos.
Hay temporadas en la vida espiritual donde Dios no nos llama a correr más rápido, sino a recordar correctamente de donde nos saco; no para vivir anclados al pasado, sino para no perder la conciencia de quiénes somos, de dónde venimos y cómo Dios ha obrado en nuestra historia. El problema de muchos creyentes no es falta de fe, es falta de memoria espiritual. Olvidaron el camino, olvidaron los procesos, olvidaron los altares, la obediencia, y al olvidar, comenzaron a deshonrar las raíces que Dios usó para formarlos.
Israel quería la tierra prometida, pero muchas veces despreciaba el desierto. Ellos anhelaban el cumplimiento de las promesas, pero renegaban del proceso, sin embargo, Dios mismo les ordenó acordarse del camino; no les dijo que se acordaran de los milagros, sino del camino, incluyendo lo incómodo, lo difícil, lo que dolió; porque honrar las raíces no es romantizar el pasado, es reconocer que Dios estuvo allí incluso cuando no lo entendías, y muchos ni nos conocían.

Notemos esto: nadie llega a la madurez espiritual despreciando su proceso, porque no podrás caminar con la autoridad espiritual negando tu historia. Cuando una persona quiere cortar con su pasado sin sanarlo, lo único que logra es repetirlo. Dios no te pide que glorifiques el dolor, pero sí que reconozcas que Él te sostuvo en medio de este.
Muchos quieren nuevas temporadas, nuevos niveles, nuevas asignaciones, pero desprecian los lugares donde Dios los procesó. Deshonran a las personas que los ayudaron para llegar allí, incluso olvidan las decisiones difíciles que Dios usó para formar su carácter. Y mira, quien no honra sus raíces, no está listo para sostener un fruto duradero, porque el fruto visible siempre dependerá de raíces invisibles.
Tal vez hoy Dios te está confrontando con esto porque estás entrando a una nueva etapa, y Él antes de llevarte más lejos, necesita sanar cómo miras tu pasado, porque mientras sigas viendo tu historia con resentimiento, vergüenza o negación, caminarás con el corazón dividido. Dios quiere darte avance, pero con raíces sanas, no con raíces rotas escondidas bajo tierra.
Amado lector, honrar las raíces no te ata al pasado; te libera del peso de pelear con él. Te permite agradecer incluso por lo que no entiendes del todo; te permite caminar liviana, sin deudas emocionales, sin guerras internas, sin necesidad de demostrar nada. Cuando honras el camino, honras al Dios que caminó contigo. Honrar las raíces es reconocer que si hoy estás en pie, es porque Dios te sostuvo desde abajo, y colocó personas en cada una de esas temporadas para bendecirte y otras para fortalecerte.
Oremos juntas, Padre Celestial, hoy decido honrar el camino por donde me has traído. Sana mi manera de ver mi pasado, mis procesos y mis raíces; quita todo resentimiento, toda queja y toda negación. Te doy gracias por cada etapa, por cada aprendizaje y por cada persona que usaste para formarme. Alinea mi corazón para avanzar con gratitud, humildad y madurez. Declaro que mis raíces están sanas y que mi fruto será firme y duradero y visible. En el nombre de Jesús, amén.
Proverbios 4:18 RVR1960|Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las Biblias utilizadas:
NVI|Nueva Versión Internacional
RVR1960 | Reina-Valera 1960