Día 8: Rompiendo con la mentalidad de esclavo

Levítico 26:13 RVR1960|Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido.

Cuando Dios sacó a Israel de Egipto, su obra no terminó con abrir el mar Rojo ni con derrotar al ejército de Faraón. Había algo mucho más profundo que romper la mentalidad de esclavitud. Durante más de 400 años, el pueblo vivió bajo cadenas, látigos y opresión; esa condición moldeó su manera de pensar y reaccionar ante la vida, durante más de cuatro siglos. Aunque sus pies caminaban hacia la libertad, sus corazones y mentes todavía anhelaban las ollas de carne de Egipto; de la misma manera, muchos hijos de Dios han sido lavados por la sangre de Cristo, han salido de su Egipto, del pecado, de las adicciones, de las heridas del pasado, pero todavía luchan con pensamientos que los hacen sentir indignos, temerosos o dependientes del hombre. Esos son los ecos de la esclavitud.

El Señor no solo quiere que salgas de Egipto; Él quiere sacar a Egipto de ti; no basta con estar libre físicamente, hay que ser libre en la mente, en la identidad y en el corazón. Porque quien sigue pensando como esclavo, aunque viva en la tierra prometida, nunca podrá poseerla plenamente. El Espíritu Santo nos recuerda que somos llamados a caminar con el rostro erguido, como hijos del Rey, y a romper con toda estructura mental que nos mantenga inclinados bajo yugos que Cristo ya venció en la cruz.

Principios para romper con la mentalidad de esclavo

1. Dios rompe los yugos que el hombre no puede quebrar
El yugo de esclavitud no se vence con buenas intenciones ni con fuerza de voluntad, hay yugos espirituales que solo Dios puede destruir. Mientras intentemos vivir libres en nuestras propias fuerzas, el pasado seguirá persiguiéndonos; pero cuando la unción del Espíritu toca nuestra vida, las coyundas se quiebran y somos verdaderamente libres (Leer Isaías 10:27).

Nahúm 1:13 RVR1960|Porque ahora quebraré su yugo de sobre ti, y romperé tus coyundas.

2. La verdadera batalla está en la mente
La esclavitud espiritual no siempre se ve en cadenas externas; a veces se manifiesta en pensamientos: no puedo, nunca cambiaré, nadie me ama, dependo de lo que otros decidan por mí; mientras esos pensamientos gobiernen, seguirás viviendo como esclavo aunque hayas salido de Egipto. Por eso Pablo nos recuerda que la obediencia en nuestra mente determina quién es nuestro verdadero señor: el pecado o la justicia.

Romanos 6:16 RVR1960|¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?

3. Dios nos llama a caminar como hijos, no como esclavos
Dios no te llama esclavo, Él te llama hijo. El rostro erguido es símbolo de identidad y dignidad restaurada. El esclavo camina con la cabeza gacha, esperando órdenes y golpes; el hijo camina con la frente en alto, sabiendo que tiene herencia en la casa de su Padre. La cruz de Cristo no solo nos liberó del pecado, también nos devolvió la identidad que habíamos perdido en el Edén.

Oseas 11:1RVR1960|Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.

Amado lector, romper con la mentalidad de esclavo no es un evento de un día, sino un proceso de transformación en la presencia de Dios. La verdadera libertad no consiste solo en dejar atrás cadenas visibles, sino en abrazar la identidad de hijo y caminar con la seguridad de que el Padre nos ha dado herencia y propósito. El desierto fue el lugar donde Israel tuvo que aprender que ya no era esclavo, sino pueblo escogido. 

Así también, en este ayuno Dios está tratando con nuestra mente y corazón, para que no llevemos yugos al futuro que Él tiene preparado. Egipto ya no tiene autoridad sobre ti, el Señor rompió tu yugo, enderezó tu caminar y te levantó para que vivas con el rostro erguido como hijo de Su Reino.

Oremos juntos, Padre Celestial, gracias porque me sacaste de mi Egipto personal, reconozco que muchas veces he caminado con pensamientos de esclavitud, temores y culpas que me ataban; pero hoy, en el nombre de Jesús, renuncio a toda mentalidad de esclavo y recibo la identidad de hijo que me has dado. Declaro que camino con el rostro erguido, libre y lleno de tu Espíritu, para poseer la tierra que me has prometido. En el nombre de Jesús. Amén.

Isaías 10:27 RVR1960|Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.

Con amor,
Sandra Patricia Ventura

Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960

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