Día 4: La recompensa del sembrador

Gálatas 6:7-8 RVR1960| 7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 

Cuando ayunamos, también sembramos. Cada oración, cada lágrima en la presencia de Dios, cada sacrificio oculto es una semilla que no se pierde. El Señor es fiel y nunca deja sin recompensa lo que sembramos en fe. El agricultor no siembra esperando la pérdida, sino con la certeza de que en el tiempo correcto vendrá la cosecha. Así también nuestra vida espiritual, todo lo que hagamos para el Señor tendrá fruto eterno.

Principios sobre la recompensa del sembrador

1- Lo que sembramos determina lo que cosechamos. Si sembramos fe, oración, servicio y amor, recogeremos fruto de vida, paz y bendición. Si sembramos para la carne, cosecharemos vacío. La calidad de la semilla importa, y Cristo nos invita a sembrar en el Espíritu.

2- El sembrador recibe en abundancia. Jesús dijo en Marcos 4:20: Y estos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. La recompensa no será escasa ni injusta, sino multiplicada, porque Dios honra al que le honra.

3- La recompensa viene en el tiempo de Dios. El agricultor no siembra hoy para cosechar mañana. Hay un tiempo de espera y cuidado. De la misma manera, muchas veces servimos, damos y oramos, pero no vemos el fruto inmediato. La promesa es clara: a su tiempo segaremos, si no desmayamos. La paciencia y la perseverancia son parte del proceso de la cosecha.

Gálatas 6:9 RVR1960| No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.

Pensemos en un agricultor que siembra una semilla de maíz. Después de enterrarla en la tierra, él no la ve más; parece como si nada estuviera pasando. Sin embargo, bajo la tierra la semilla comienza a transformarse y, en su debido tiempo, brota una planta fuerte que dará fruto. Así también es nuestra vida con Dios; muchas veces nuestras oraciones, nuestro servicio o nuestra obediencia parecen invisibles, como esa semilla oculta en la tierra, pero Dios está obrando, y en su tiempo, la semilla dará fruto abundante.

Amado lector, pregúntate, ¿Qué estoy sembrando hoy? ¿Estoy sembrando oración en secreto, servicio en mi iglesia, amor a mi prójimo? Aunque parezca pequeño o escondido, Dios lo ve y traerá una recompensa abundante; nuestro mayor galardón no es sólo recibir bendiciones aquí en la tierra, sino la vida eterna con Cristo. Oremos juntos, Padre Celestial, gracias porque tú eres justo y fiel. Hoy ponemos nuestras semillas en tus manos, nuestro tiempo, nuestra obediencia, nuestro amor. Ayúdanos a sembrar en el Espíritu y a no cansarnos de hacer el bien, sabiendo que a su tiempo veremos tu recompensa. Haz que nuestra cosecha glorifique tu nombre y bendiga a muchos. En el nombre de Jesús, amén.

2 Corintios 9:6 RVR1960| Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

Con amor,
Sandra Patricia Ventura

Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960

Un comentario sobre “Día 4: La recompensa del sembrador

  1. Reina-Valera 1960
    Salmos 126:5-6

    5. Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
    6. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
    Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

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