El desierto no es tu lugar de destino

Josué 21:45 RVR1960| No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.

El desierto aunque es difícil y desafiante, no es un destino permanente para los hijos de Dios. Si bien los tiempos de prueba pueden parecer interminables, siempre hay una promesa de Dios al final del camino. El desierto está siendo nuestro lugar de preparación, purificación y formación, pero no es el lugar donde Dios nos quiere dejar. Después de la prueba viene la recompensa, después de la batalla llega la victoria, y el desierto es solo una temporada que precede a las bendiciones que Dios ha determinado para Su pueblo.

Los israelitas atravesaron 40 años en el desierto, pero finalmente llegaron a la Tierra Prometida. Este tiempo de desierto sirvió para despojar al pueblo de Israel de la mentalidad de esclavo y prepararlos para recibir la abundancia que Dios les había prometido. Aunque muchos de los que salieron de Egipto no vieron la tierra debido a su falta de fe, una nueva generación, liderada por Josué, cruzó el Jordán para recibir la herencia que Dios había reservado para ellos.

1 Reyes 8:56 RVR1960| Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado.

Después de la muerte de Moisés, la responsabilidad de llevar al pueblo a la Tierra Prometida recayó sobre Josué. Este momento marcó el final de los largos años de desierto y el comienzo de una nueva era para ellos. Dios le dio a Josué una poderosa promesa: «Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé» (Josué 1:5). Sin embargo, para recibir esta promesa, Josué y el pueblo debían obedecer cuidadosamente los mandamientos de Dios y caminar en fe.

El cruce del río Jordán es un símbolo poderoso del paso de la prueba a la promesa. Josué y el pueblo obedecieron la instrucción de Dios, y cuando los sacerdotes que llevaban el arca pusieron sus pies en el agua, el río se abrió, permitiendo que todo Israel cruzara en seco hacia la Tierra Prometida (Leer Josué 3:14-17). Este milagro no solo fue una señal del favor de Dios, sino también un recordatorio de que el desierto había terminado y que las promesas de Dios se estaban cumpliendo.

Deuteronomio 1:11 RVR1960| ¡Jehová Dios de vuestros padres os haga mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga, como os ha prometido!

El final del desierto llegará en el tiempo perfecto de Dios. Puede parecer que estamos atrapados en una temporada interminable de lucha, pero Dios es fiel para cumplir Su promesa. El desierto no es nuestro destino, sino que vamos transitando hacia un lugar mucho mejor. Así como los israelitas tuvieron que cruzar el Jordán, nosotros también enfrentaremos momentos donde debemos dar pasos de fe hacia lo que Dios tiene para nosotros. Es en esos momentos que debemos recordar que Dios ha sido fiel en el pasado, y Él será fiel en el futuro. Amen.

Salmos 126:5-6 RVR1960| 5 Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.6 Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

Que nos enseña el desierto?

Obediencia: El desierto nos enseña a obedecer a Dios incluso cuando no entendemos el propósito completo. La obediencia en tiempos difíciles nos prepara para recibir las bendiciones de Dios.
Confianza: Aunque no siempre vemos el final del desierto, debemos confiar en que Dios tiene un plan y un propósito para cada etapa de nuestra vida.
Paciencia: Los tiempos de prueba pueden parecer largos, pero Dios utiliza estos tiempos para perfeccionar nuestra fe y carácter. La paciencia es una virtud que se desarrolla en el desierto.
Esperanza: Dios no nos deja en el desierto. Al final, siempre hay una promesa esperando, una recompensa para aquellos que perseveran en la fe.

    Amado lector, el desierto es un lugar de formación, pero no es el final de tu camino. Al final del desierto está la Tierra Prometida, la recompensa por nuestra fidelidad y obediencia a Dios. Aunque el desierto es duro, nos prepara para recibir la abundancia que Dios ha prometido. Como Josué, debemos caminar en fe, confiando en que Dios cumple cada una de Sus promesas. ¡El desierto tiene un fin, y la victoria está garantizada para aquellos que perseveran hasta el final! 

    Deuteronomio 8:7-10 RVR1960| 7 Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; 8 tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; 9 tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. 10 Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

    ¡Que Dios te bendiga ricamente en esta nueva temporada y mantente expectante de las cosas grandes que Dios va hacer!

    Con amor,
    Sandra Patricia Ventura

    Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
    RVR1960| Reina-Valera 1960

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