La fe, según Hebreos 11:1, es confianza en las promesas de Dios, aun sin verlas. Esta certeza nos sostiene en momentos de incertidumbre. Romanos 8:24-25 destaca la importancia de esperar con paciencia lo que aún no vemos. Vivir por fe implica un compromiso constante con las promesas divinas, confiando en Su perfecto timing.