Despierta tu oído a la voz de Dios

Juan 10:27 RVR1960|Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

Hay despertares que no suceden con ruido, sino en el silencio del alma; ni mucho menos por una predicación llena de gritos, sino con una inquietud suave que empieza a estremecernos desde el corazón, y aunque muchos han despertado al propósito, siguen caminando confundidos porque no han afinado su oído espiritual, porque escuchar a Dios no es un privilegio reservado a unos pocos, es una potestad entregada a todos aquellos hijos que decide permanecer en intimidad. Jesús no dijo: Algunas ovejas oyen mi voz, dijo: Mis ovejas oyen mi voz; siendo esta una declaración de identidad, si somos suyos, podemos oírle.

Sin embargo, debes entender que una oveja que no oye se vuelve vulnerable, por eso el enemigo trabaja incansablemente para saturar nuestros oídos con preocupaciones, quejas, conversaciones innecesarias, redes sociales, comparaciones, temores, afán y un sin número de ruidos, compitiendo de esta manera con la voz de Dios, robándonos la sensibilidad espiritual; porque no se trata de que Dios haya dejado de hablarnos, lo que sucede es que muchos oídos se ha saturado por las distracciones constantes.

Notemos esto: Israel pasó cuarenta años dando vueltas en el desierto no porque Dios guardara silencio, sino porque muchos aprendieron a escuchar más su miedo que la promesa. Ellos escucharon la voz de la multitud antes que la voz de Dios, creyeron al reporte humano antes que la palabra divina, porque cuando dejamos de afinar el oído espiritual, terminamos tomando decisiones basadas en emociones,  y las decisiones sin dirección siempre conducen al estancamiento.

El profeta Elías lo comprendió cuando buscaba escuchar a Dios en medio de la crisis. Primero vino un viento fuerte, luego un terremoto, después fuego, pero Dios no estaba allí. Finalmente, apareció en un silbo apacible y delicado; revelándonos de esta manera una verdad poderosa: La voz de Dios no siempre se manifiesta en estruendos, sino en quietud, quien vive acelerado, raramente podrá discernir la dirección divina. Dios sigue hablando suave, pero la prisa nos vuelve sordos.

1 Reyes 19:12 RVR1960|Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.

Hay momentos donde el Espíritu Santo nos llama al silencio para restaurar la sensibilidad espiritual. Orar no es solo hablar, es aprender a escuchar; muchos saturan el cielo de palabras, pero casi nunca se detienen a oír qué dice Dios sobre su vida, sobre sus procesos, sobre sus decisiones. El oído espiritual se despierta cuando el corazón aprende a callar; nuestras oraciones no son monólogos. 

Salmos 46:10 RVR1960|Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.

Amado lector, quizás hoy reconoces que has perdido claridad, que tu espíritu se ha llenado de voces confusas, que te han llevado a tomar decisiones por emoción y no por decisión de Dios; pero este llamado no es de condenación, es de restauración: Despierta tu oído espiritual, Dios no ha dejado de hablarte; tú no has dejado de ser oveja; la comunión no se ha roto, solo necesita volver a ser cultivada. Dios quiere dirigirte en esta nueva etapa, para que no sigas caminando a ciegas, y guiar cada paso con seguridad. Cuando vuelves a oírle, el temor se silenciara, la confusión se disipará y la fe recupera su firmeza.

Oremos juntos, Padre celestial, hoy me dispongo a despertar mi oído espiritual; renuncio al ruido que ha intentado apagar tu voz en mi corazón. Enséñame a permanecer en quietud delante de ti y a discernir tu dirección con claridad; abre mis sentidos espirituales para escucharte, obedecerte y seguirte sin temor. Alinea mi vida con tu voz y declaró que nada volverá a confundir mi caminar. Ayúdame a fortalecerme en ti y que tu Palabra produzca vida en mi. En el nombre de Jesús, amén.

Isaías 30:21 RVR1960|Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.

Con amor,
Sandra Patricia Ventura

Abreviaturas de las Biblias utilizadas:
RVR1960 | Reina-Valera 1960

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