2 Timoteo 1:6-7 RVR1960|6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
El apóstol Pablo escribe a Timoteo en un tiempo donde la persecución y la presión externa buscaban apagar el fervor de la iglesia. En medio de ese contexto, la instrucción fue clara: Aviva el fuego del don de Dios; y el Espíritu Santo nos recuerda hoy lo mismo: El fuego no se mantiene solo, necesita ser alimentado; la oración, el ayuno, la adoración y la obediencia son la leña que aviva la llama, y el enemigo intentará enfriar la fe a través del desánimo, el cansancio o la distracción, pero Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino de poder para vencer, amor para perdonar y dominio propio para perseverar. El avivamiento no comienza en las multitudes, sino en el altar personal de cada creyente, donde el Espíritu Santo enciende una pasión ardiente que transforma la vida y contagia a otros.

Levítico 6:13 RVR1960|El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.
Este pasaje nos desafía a no conformarnos con una fe apagada ni con una vida espiritual rutinaria; avivar el fuego es una decisión diaria; cada vez que oras con fervor, cada vez que adoras con todo tu corazón aunque las circunstancias sean adversas, cada vez que decides obedecer la voz de Dios aunque no la entiendas del todo, estás echando más leña al fuego espiritual que arde en ti. Mantener el altar encendido significa rechazar la tibieza, cerrarle las puertas a los entretenimientos del enemigo, y empezar a abrazar la pasión por Cristo, recordando que no somos movidos por emociones sino que somos guiados por el Espíritu Santo.
Cuando alimentas tu relación con Dios, tu vida se convierte en un faro que enciende a otros; tu familia empieza a experimentar restauración, tu iglesia se fortalece con tu testimonio, y tu entorno percibe la diferencia de alguien que camina lleno del Espíritu. El fuego que avivas en tu intimidad no se queda en secreto; se desborda y enciende a los que te rodean, abriendo camino para un avivamiento colectivo que comienza con una llama personal.
Lucas 11:33|Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.
Amado lector, no importa cuánto ataque el enemigo, no puede apagar el fuego que Dios mismo encendió en ti. Es tiempo de levantarte, de avivar tu fe y de creer que lo que viene es mayor que lo que has vivido. El avivamiento comienza en tu interior, cuando tu corazón arde por Cristo, entonces tu casa, tu iglesia y tu entorno verán el fuego de Dios manifestado. No es tiempo de retroceder, aviva el fuego y empieza a caminar bajo el poder del Espíritu Santo. Oremos juntos, Padre Celestial, gracias por recordarme que no me diste espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio. Hoy te pido que avives en mí el fuego de tu Espíritu, que arda con mayor fuerza que nunca, no permitas que me enfríe ni me detenga; enciende mi corazón para servirte con pasión y vivir lleno de tu poder. En el nombre poderoso de Jesús, ¡amén!
Romanos 12:10-12 RVR1960| 10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960