Juan 14:16-17 RVR1960|16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
Vivimos en una generación que predica del Padre, canta al Hijo, pero silencia al Espíritu Santo, en muchas iglesias, su nombre apenas se menciona, su presencia no es buscada, y su poder ha sido reemplazado por estrategias humanas, luces, programas motivacionales, y estructuras. ¿Cómo es posible que hayamos olvidado al Dios que habita en medio de nosotros?
El Espíritu Santo no es una fuerza auxiliar, es Dios mismo; es el mismo que se movía sobre la faz de las aguas en la creación, es el mismo que vino sobre Gedeón para transformarlo en juez, es el mismo que descendió sobre María para que el Verbo se hiciera carne, es el mismo que resucitó a Cristo de entre los muertos, y hoy vive en ti, en mi, en cada uno de nosotros.

El Espíritu Santo es la manifestación viva de Dios en la tierra, Dios el Padre reina desde los cielos, Cristo el Hijo está a su diestra intercediendo por nosotros, pero es el Espíritu Santo quien está aquí ahora, obrando, moviendo, hablando, confrontando, guiando. Ignorarlo es como tener al cielo mismo en nuestra habitación, y preferir el ruido del mundo; muchos creyentes han aprendido a hablar un lenguaje de fe, pero no han aprendido a caminar en el Espíritu con esa fe, porque conocen la estructura, pero no la presencia, están llenos doctrina, pero de poca revelación, comunión y discernimiento.
Efesios 4:30 RVR1960|Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
El Espíritu Santo no viene a entretenerte, viene a poseerte, Él no está buscando un rincón en tu vida para acomodarse; Él es fuego consumidor, que quiere consumir el yo, quemar el orgullo, exponer lo oculto, y gobernar tu voluntad. Donde el Espíritu Santo entra, nada puede seguir igual; el Espíritu no viene a darnos emociones religiosas, sino revelación, dirección, y poder para vivir como hijos del Reino, su obra no se reduce a manifestaciones externas, aunque también se manifiesta, su propósito mayor es transformar tu naturaleza caída en un reflejo de Cristo.
Juan 16:13 RVR1960|Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Su presencia es el arma secreta de los verdaderos vencedores. David no venció a Goliat con fuerza, sino ungido por el Espíritu. Sansón no fue un guerrero por su cabello, sino por el Espíritu que lo visitaba. Jesús no empezó su ministerio hasta que el Espíritu Santo descendió sobre Él. ¿Y tú quieres caminar sin Él? La iglesia primitiva no tenía templos hermosos, ni redes sociales, ni sistemas de sonido; tenían persecución, cárceles y martirios, pero tenían al Espíritu Santo, y esa presencia era suficiente para sacudir imperios y llenar ciudades de la gloria de Dios.
Zacarías 4:6 RVR1960|Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Honrar al Espíritu es volver al diseño original del Reino, Él no es una opción para los más emocionados, es la respiración misma de la iglesia; cuando lo ignoras, te vuelves religioso, pero cuando lo abrazas, te vuelves íntimo con Él. ¿Estás oyendo al Espíritu? ¿O simplemente vives de memoria, de rutina, de eventos? El Espíritu Santo aún habla, aún gime, aún unge, aún transforma, pero Él no se impone, se revela a los que lo buscan con todo el corazón.
Apocalipsis 2:7 RVR1960|El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Amado lector, el mayor error que puede cometer un creyente no es dejar de asistir a un culto, ni siquiera caer en una temporada de debilidad, el mayor error es vivir sin el Espíritu Santo, porque sin Él, no hay amor, no hay compasión, no hay poder, no hay revelación, no hay transformación. Podemos leer la Biblia, pero sin el Espíritu, no hay vida, podemos tener dones, pero sin comunión, no hay fruto, podemos tener ministerio, pero sin fuego, no hay gloria. Hoy el Espíritu Santo está tocando la puerta de muchos corazones, deseando no solo visitarlos, sino habitar en ellos con plenitud, no lo ignores, no lo limites, no lo apagues. Vuelve a lo esencial, a Su Presencia, porque cuando el Espíritu Santo toma su lugar en tu vida, todo el Reino se activa a tu favor.
Oremos juntos, Padre Celestial, hoy reconozco al Espíritu Santo, no como una fuerza, no como una emoción, sino como la gloriosa Tercera Persona de la Trinidad. Te pido perdón por todas las veces que te he ignorado, apagado, resistido o limitado. Perdóname por querer vivir para Cristo sin ti, por tratar de ser santo sin tu fuego, por intentar servir sin tu unción. Hoy me rindo completamente ante ti. Entrego mi mente, mis emociones, mis decisiones, mis planes, mi carne, ven, Espíritu Santo, posee todo lo que soy, sé el dueño de mi vida, sé mi guía constante, mi voz interior, mi fuerza sobrenatural. No quiero un evangelio sin tu presencia, no quiero una iglesia sin tu poder, ni un llamado sin tu dirección, sopla sobre mí, llena mi casa, llena mi iglesia, mis generaciones. Te lo pido en el nombre del Hijo, Jesucristo, Amén.
Hechos 1:8 RVR1960| pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960