Miqueas 7:8 RVR1960| Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.
La vida está llena de desafíos, y muchas veces esos desafíos nos hacen caer, arrastrándonos en ocasiones a nuestra vieja manera de vivir. Ya sea por errores que cometemos, circunstancias fuera de nuestro control, o incluso por las dificultades que enfrentamos en nuestro camino, todos hemos experimentado momentos en los que nos sentimos derrotados o desanimados. Sin embargo, en medio de esos momentos, la Palabra de Dios nos ofrece una verdad poderosa: No importa cuántas veces caigamos, siempre podemos levantarnos. Este nuevo año no es solo una oportunidad para empezar de nuevo, es una oportunidad para levantarnos con determinación y avanzar con esperanza.

Hoy, quiero hablarte de ese poder que Dios te da para levantarte. No importa cuántas veces hayas caído; lo importante es que te levantes y sigas adelante, confiando en que el Señor es quien te sostiene.
1. Las caídas son parte del proceso. La vida cristiana no es un camino libre de obstáculos. Al contrario, Jesús mismo nos advirtió que tendríamos tribulaciones (Leer Juan 16:33), pero también nos dio una promesa de esperanza: «Pero confiad, yo he vencido al mundo». Los tropiezos, los fracasos, las decepciones no nos definen. Lo que realmente nos define es cómo respondemos a esas caídas. ¿Nos quedamos en el suelo lamentándonos, o decidimos levantarnos y avanzar, confiando en que el Señor está con nosotros?
Miqueas 7:8 dice: No te regocijes de mí, oh enemiga mía; que aunque caí, me levantaré; aunque habite en tinieblas, Jehová será mi luz. Este versículo refleja una actitud de resiliencia en medio de la adversidad. El profeta Miqueas habla de la caída, pero también de la certeza de que Dios es la luz que nos permite levantarnos. A pesar de las caídas, Dios tiene el poder de restaurarnos, renovarnos y darnos nuevas fuerzas. Así que véncete a ti mismo y empieza de nuevo, porque esta vez lo lograrás.
2. El propósito de la adversidad. ¿Por qué caemos? Algunas veces caemos porque no escuchamos las advertencias de las personas que nos aman, o incluso porque ignoramos la voz de Dios y las alertas que el Espíritu Santo nos hace; otras veces caemos porque la vida simplemente nos presenta dificultades imprevistas. Lo cierto es que las caídas, aunque dolorosas, tienen un propósito. A través de ellas, aprendemos a depender más de Dios y a confiar en Su gracia. En nuestras debilidades, Su poder se perfecciona. Es fácil pensar que los fracasos son solo pruebas de nuestra falta de fe, pero la realidad es que Dios usa las dificultades para purificar nuestro carácter, para enseñarnos la paciencia, la humildad y la confianza. Es en esos momentos cuando descubrimos la fidelidad de Dios de una manera profunda y transformadora. Las caídas nos enseñan a levantarnos con un propósito, a depender no de nuestra fuerza, sino de Su poder. Amén.
2 Corintios 12:9 RVR1960| Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo.
3. Levántate con la fuerza de Dios. En Isaías 40:29-31 encontramos una promesa que nos da mucha esperanza: 29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen: 31 Mas los que esperan á Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán. Este versículo nos recuerda que el Señor no solo nos sostiene cuando caemos, sino que nos da nuevas fuerzas para seguir adelante. Aunque nuestros esfuerzos humanos puedan llegar a agotarse, en Él siempre hay renovación. Si sientes que ya no puedes más, espera en el Señor. Él es quien te da las fuerzas para levantarte, y no solo eso: Él te da alas como las águilas para que puedas volar más alto que antes. A veces, las caídas nos preparan para volar más alto.
4. El poder de la perseverancia. El apóstol Pablo nos muestra la importancia de perseverar a pesar de las dificultades. En 2 Corintios 4:8-9, escribe: 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; Este versículo es una declaración de fe y resistencia. Aunque nos derriben, no estamos destruidos. La caída no es el final. Por el contrario, es la oportunidad de levantarnos con más fuerza y fe.
La perseverancia es clave. Romanos 5:3-4 nos dice: 3 Y no sólo esto, mas aun nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 Y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; Las dificultades y las caídas no solo nos enseñan a ser fuertes, sino que producen una esperanza firme que no depende de las circunstancias, sino de la fidelidad de Dios.
5. La importancia de olvidar lo que queda atrás. Finalmente, uno de los mayores obstáculos para levantarnos es quedarnos atrapados en el pasado. La culpa, el remordimiento, los fracasos anteriores pueden ser como una carga pesada que nos impide avanzar. Pero la Biblia nos anima a olvidar lo que queda atrás y a extendernos hacia lo que está delante (Leer Filipenses 3:13-14).
Que este año nuevo, sea la oportunidad perfecta para dejar atrás lo que ya pasó. No permitas que tus caídas del pasado te definan. En Cristo, tienes una nueva identidad, un nuevo comienzo. Puedes levantarte, dejar atrás el peso del pasado y avanzar hacia el futuro que Dios tiene preparado para ti.
Amado lector, Dios te llama a levantarte y avanzar. Las caídas no son el final de tu historia; son solo el principio de una nueva oportunidad. Los fracasos no nos convierten en tontos, sino en hombres y mujeres más sabios, capaces de enfrentar los nuevos desafíos con sabiduría y discernimiento. Amado, en Cristo, cada caída es una oportunidad de levantarnos con más fuerza, con más fe y con una determinación renovada. El Señor es fiel para sostenerte, y aunque el camino no siempre sea fácil, Él promete que nunca nos dejará ni nos desamparará. Cada vez que caigas, recuerda que Dios está a tu lado, listo para levantarte y darte las fuerzas necesarias para avanzar. Levántate con esperanza, avanza con fe, y camina con la certeza de que Dios está contigo en cada paso. Oremos juntos, Padre Celestial, gracias por ser mi fortaleza en los momentos de dificultad. Gracias porque, aunque a veces caigo, tú siempre estás allí para levantarme. Te pido que me des la fuerza para seguir adelante y que, en este nuevo año, no me quede atrapado en el pasado ni en mis fracasos. Ayúdame a caminar con fe, sabiendo que tú eres mi luz y mi esperanza. Que cada día, cada paso que dé, sea un paso hacia el propósito que tú tienes para mí. En el nombre de Jesús, Amén.
Deuteronomio 31:6 RVR1960| Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.
Feliz y bendecido Año Nuevo.
Con amor,
Fabio R. y Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960| Reina-Valera 1960