Jeremías 1:5 RVR1960|Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
Hay verdades que cuando tocan el espíritu no solo confrontan la mente, sino que despiertan el alma, y esta palabra que Dios le dio a Jeremías no es únicamente un llamado profético para un hombre del Antiguo Testamento, es una revelación viva para todo hijo de Dios que en algún momento de su caminar ha dudado de su valor, de su propósito o de su lugar en esta historia. Cuando Dios dice: antes que te formase te conocí, está rompiendo con la idea de que nuestra existencia es producto del azar, del error o de una casualidad biológica. Tu vida no comenzó en un momento íntimo entre dos personas, comenzó en el corazón eterno de Dios. Antes de que un médico escuchara tu primer latido, Dios ya tenía planes contigo.

Jeremías 29:11 NTV|Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.
Muchos atraviesan la vida creyendo que solo están ocupando espacio, viviendo días repetitivos, luchando por sobrevivir, preguntándose por qué están aquí; pero la Escritura revela que Dios no forma personas sin propósito, Él diseña destinos. Nadie nace por accidente cuando hay un Creador intencional, nacemos porque hay una misión que cumplir, una asignación que manifestar y una huella que dejar en la eternidad.
Notemos esto: Dios no dice te conocí cuando naciste, dice te conocí antes de formarte. Es decir, tu identidad no se define por lo que otros dijeron de ti, ni por lo que viviste, ni por los errores que cometiste; tu identidad se define primero en Dios. Muchos han permitido que la vida les ponga etiquetas: fracaso, insuficiencia, abandono, rechazo, invisibilidad; pero ninguna de esas palabras apareció jamás en el libro del cielo que fue escrito sobre tu vida. En Dios tú no fuiste registrado como uno más del montón, fue escrito como una obra única del Reino.
Isaías respondió al llamado cuando dijo: Heme aquí, envíame a mí, pero esa respuesta no brotó del ego, sino que nace del despertar, porque nadie responde al llamado mientras vive dormido espiritualmente. Mira, hay muchos llamados caminando por la tierra con el oído apagado, el espíritu distraído y el corazón adormecido por las preocupaciones, el miedo, las heridas o la rutina, son instrumentos que usa el enemigo para mantener dormido un hijo de Dios; pero cuando el Espíritu Santo comienza a soplar sobre una generación, despierta corazones que empiezan a escuchar de nuevo la voz de Dios llamando por nombre.
Isaías 6:8 RVR1960|Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Tal vez tú has sentido ese sacudimiento interno, esas preguntas que no se callan: ¿no hay algo más?, ¿no fui creado para algo mayor? Es Dios llamándote a despertar. El enemigo busca mantenerte distraído porque sabe que el día que recuerdes quién eres, dejarás de limitarte, dejarás de esconder tu voz, tu oración tomará autoridad y tu caminar comenzará a afectar territorios espirituales. Gedeón se veía insignificante, pero Dios lo llamó valiente. Muchos se ven pequeños, y la guerra contra tu identidad no es casual; si has luchado con desánimo, confusión o deseo de rendirte, no es señal de debilidad, es señal de que hay algo en ti que el infierno quiere apagar antes de que despierte del todo.
Jueces 6:12 RVR1960|Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente.
Amado lector, hoy comenzamos este tiempo de despertar y reenfoque, y esta palabra es una campana que suena en tu espíritu: No estás aquí por accidente, Dios te llamó, no para vivir en anonimato espiritual, no para conformarte con migajas de fe, sino para caminar consciente de quién eres y para qué fuiste creado. El Reino no necesita más espectadores; necesita discípulos despiertos, intercesores activados, hombres y mujeres que entiendan que no están viviendo una historia pequeña, sino formando parte de una historia eterna. Dios vuelve a decirte lo mismo que declaró sobre Jeremías: Te conozco, te santifiqué, te asigné.
No importa cuánto hayas dudado de ti mismo, ni cuánto tiempo hayas sentido que estabas perdido; el llamado de Dios permanece firme. Oremos juntos, Padre Celestial, hoy despierto a la verdad de que mi vida no es un accidente, es una asignación divina; renuncio a toda mentira del enemigo que intentó apagar mi identidad; Padre, activa mi espíritu, enfoca mi corazón y alinea mis pasos con tu diseño. Aquí estoy, Señor, despierto, disponible y obediente para cumplir aquello para lo cual fui creado. En el nombre de Jesús, amén.
Efesios 2:10 RVR1960|Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las Biblias utilizadas:
RVR1960 | Reina-Valera 1960
NTV|Nueva Traducción Viviente