Números 13:31-32 RVR1960 |31 Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. 32 Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.
Hay palabras que hieren, que confunden y que paralizan, pero también hay palabras que se levantan directamente contra lo que Dios ya dijo; y esto fue exactamente lo que ocurrió entre el pueblo de Israel. Dios había hablado una promesa, había declarado una herencia, había afirmado que la tierra era de ellos; pero diez voces se levantaron para contradecir al Dios que no miente.
Mira, la murmuración no es una simple queja; esta se convierte en un acto de resistencia espiritual contra el propósito divino; cuando las voces humanas contradicen lo dicho por Dios, es allí donde vivimos una verdadera prueba de fe; siempre habrá muchas más personas que describan a los gigantes, pero solo unos pocos te recordarán Sus promesas.

Notemos esto:
La murmuración nace en corazones que han dejado de mirar a Dios. Estos hombres no hablaron desde la fe, hablaron desde el miedo; olvidaron la promesa y empezaron a hablar desde la percepción humana. El problema no era el tamaño del enemigo, sino el tamaño reducido de su visión espiritual, sus ojos habían disminuido su campo visual y su mente se había estrechado a causa de su razonamiento. Cada vez que alguien murmura, revela que dejó de escuchar a Dios para escuchar sus propias inseguridades, convirtiendo su lenguaje en incredulidad y alejándose de las promesas dadas por Dios.
La murmuración contradice la Palabra que Dios declaró. Dios había dicho: La tierra es vuestra. Ellos dijeron: No podremos. Dios dijo: Yo estoy con ustedes. Ellos dijeron: Son más fuertes que nosotros. La murmuración es un ataque directo a la veracidad de Dios, y aunque no lo digan abiertamente, en el fondo la murmuración siempre implica: No creo que Dios pueda; pero eso es peligroso, no solo debilita la fe, sino que corrompe la atmósfera y contaminan tu oído.
La murmuración te impide entrar a lo que ya es tuyo. Estos hombres no perdieron la promesa porque Dios se las quitara; ellos la perdieron porque su boca renunció a la promesa. Ten cuidado con lo que estás diciendo, porque la murmuración puede cerrarte puertas que la fe ya había abierto. Mientras diez hablaban derrota, dos vieron victoria, y aunque estos diez por ser mayoría pareciera tener la razón, no era cierto. No te dejes persuadir por la multitud que describen gigantes, cuando hay dos que te hablan conforme a Su Palabra. La diferencia no estaba en lo que vieron, sino en quienes creyeron.
Dios sigue llamando a hijos que crean más en Su voz que en las voces contrarias. Hoy, hay murmuraciones que buscan apagar tu fe, voces que dicen que no puedes, pensamientos que exageran los obstáculos, personas que minimizan lo que Dios habló, circunstancias que parecen contradecir la palabra profética que recibiste; pero si esta palabra hoy te estremece, es porque el Espíritu Santo quiere recordarte que ninguna murmuración, ni interna, ni externa, tiene autoridad sobre lo que Dios declaró. La verdad divina no se negocia con opiniones humanas, así que si Dios dijo entra, entra, si Dios ya te dijo posee, posee, créelo aunque nadie más lo crea.
Números 14:24 RVR1960 | Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.
Dios honra a quienes no permiten que la murmuración desplace Su palabra; Él busca corazones que se alineen con la voz del cielo, incluso cuando la multitud elige la duda. La diferencia entre entrar o quedarse en el desierto no es lo que ves, sino lo que decides creer.
Amado lector, quizá en tu vida se han levantado voces que contradicen lo que Dios te prometió: diagnósticos, críticas, temores, pensamientos, retrasos, o incluso personas cercanas. Pero hoy Dios te recuerda que ninguna murmuración puede cancelar lo que Él mismo decretó sobre tu destino. Silencia el ruido, calla las voces que te drenan, renuncia a repetir lo que contradice la Palabra, y afírmate en lo que el cielo ya determinó sobre tu y tu casa. Oremos juntos: Padre Celestial, te pido en esta hora que calles toda voz que se levante contra tus promesas en mi vida, límpiame de toda murmuración que haya salido de mis labios; que mi fe sea fortalecida para creer lo que tú dijiste, aunque mis ojos solo vean gigantes. Dame el espíritu de Josué y Caleb, para caminar en lo que tú has decretado, y que ninguna palabra negativa robe lo que tú preparaste para mí; en el nombre de Jesús, amén.
Salmos 19:14 RVR1960| Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las Biblias utilizadas:
RVR1960 | Reina-Valera 1960