Jeremías 30:17 RVR1960 | Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.
Todos conocemos heridas visibles, pero las que más peso cargan no son las que se ven en el cuerpo, sino las que se alojan en el alma. Son esas marcas que no sangran, pero duelen; palabras que nos etiquetaron, experiencias que deformaron nuestra identidad, temporadas donde otros decidieron nuestro valor sin conocer nuestro corazón, y sin darnos cuenta, esas heridas comienzan a definirnos en secreto, y lo más peligroso es que empezamos a creer que así debe ser. Pero la Palabra de Dios no solo promete sanidad; sino que también promete reescribir la historia que la herida narró sobre ti. Porque una herida no solo duele, también habla, y muchas veces, habla mentiras.

Notemos esto:
Las heridas hablan cuando estamos intentando florecer. No se si esto te ha sucedido, pero en ocasiones las heridas no murmuran en los tiempos de fuerza; lo hacen cuando Dios está levantando algo nuevo, cuando comienzas a recuperar tu fe, cuando tu altar empieza a ser restaurado, y te enfocas en lo que en realidad quieres, ahí es cuando la voz del pasado intenta entrar, para boicotear tu futuro. Son como las zorras pequeñas, buscaban el viñedo cuando estaba en flor, las heridas buscan espacio cuando el Espíritu Santo está cultivando algo en tu interior. ¿Por qué? Porque el enemigo no ataca lo muerto, sino lo que está empezando a vivir otra vez. Te bombardera la mente con palabras que muchos conocemos: No cambiarás, no lo lograrás, no eres suficiente, eres una fracasada; pero ninguna de esas voces proviene de Dios, Él nunca llama desechado a quien ha decidido restaurar.
1 Corintios 1:27-28 NTV| 27 En cambio, Dios eligió lo que el mundo considera ridículo para avergonzar a los que se creen sabios. Y escogió cosas que no tienen poder para avergonzar a los poderosos. 28 Dios escogió lo despreciado por el mundo[a]—lo que se considera como nada—y lo usó para convertir en nada lo que el mundo considera importante.
Dios no solo cura: Él confronta el nombre que te pusieron. La herida te llamó: débil, rota, rechazado, insignificante; pero Su Palabra nos llama la atención cuando dice: porque te llamaron desechada, es como si dijera: Voy a sanarte, pero también voy a corregir lo que dijeron de ti. Dios decide intervenir precisamente porque la herida comenzó a moldear tu identidad, y Él hoy te llama para sanarte, amarte, restaurarte, levantarte, guardarte y devolverte ese diseño valioso de hijo, de hija. La voz de Dios no niega tu dolor, pero si desecha las palabras con las que te han querido etiquetar.
La sanidad dada por Dios cierra procesos que no supiste cómo tocar; incluso hay heridas que no cerraron porque no sabías cómo tratarlas; te acostumbraste al silencio, a la carga, al peso que no compartiste; pero Dios sí sabe entrar donde nunca quisiste mirar, porque Su sanidad no es superficial; es profunda, estratégica y definitiva. Cuando Dios sana, Él sella la grieta emocional, arranca mentiras antiguas, desactiva memorias que te impulsaban al miedo y te reposiciona para avanzar sin retrocesos. Dios no remienda, Él reconstruye.
Amado lector, Tu herida no es tu nombre, tu pasado no es tu identidad, ni el dolor tu destino; y lo que otros dijeron no es lo que Dios ha decretado sobre ti. Quizás hoy estás floreciendo nuevamente, tu vida de oración se reactivó, tu fe se avivó, y es normal que viejas heridas quieran hablar otra vez, pero no las escuches. El Señor te dice: Yo sanaré, restauraré, y voy a escribir el final que esperabas, así que pídele al Espíritu Santo que te muestre las heridas escondidas, pero también la verdad que Él pronunció sobre ti, no las ignores, entregárselas. Oremos juntos, Padre Celestial, gracias porque no ignoras mis heridas, sino que las visitas con tu amor. Hoy te entrego lo que me marcó, lo que me definió, lo que me hirió en silencio. Sana mis recuerdos, mis emociones y mis pensamientos; arranca las etiquetas que otros pusieron sobre mí y establece tu verdad en mi corazón. Fortalece mis muros espirituales y protégeme de toda voz que no provenga de ti. Declaro que bajo tu cuidado daré fruto en abundancia. En el nombre de Jesús, amén.
Jeremías 29:11 RVR1960|Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960 | Reina-Valera 1960
NTV|Nueva Traducción Viviente
Que hermosa palabra,estoy pasando por un proceso de sanidad emocional de mi pasado donde hubo desprecio malas palabras groserias maltrato fisicos ,desprecios en fin muchas cosas ,y esté mensaje me ha hecho llorar y se que Dios está sanando mis heridas….mi pasado ….lo entiendo y pido oración para pasar este momento…fortaleciendo mi vida en Cristo y la palabra de Dios….gracias y bendiciones
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Gloria sea al Señor Dios Todopoderoso.
Oramos que el Señor siga bendiciendo y fortaleciendo su vida.
Le abrazados desde la distancia.
Bendiciones,
SPV
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