Jesús me llama hija

Marcos 5:34 RVR1960|Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.

¡Doce años!, es demasiado tiempo, pero fueron doce largos años que una mujer vivió en el anonimato del dolor, del rechazo y la vergüenza. Su cuerpo estaba  colapsando debido a la enfermedad que estaba viviendo y la hacía impura ante los ojos de la ley. No podía abrazar, no podía ser tocada, no podía compartir con su familia, amigos, ni participar en la adoración pública; y pese a eso, también había gastado todo lo que tenía, pero su condición seguía igual, o peor. Sin embargo, algo dentro de ella se negó a rendirse; no aceptaba que su vida terminara de esa forma, por eso, cuando escuchó hablar de Jesús, su fe se encendió, y le dio la fuerza para salir a buscar su milagro. Ella no necesitaba una audiencia, ni una cita formal con Él, solo necesitaba fe, y esta la impulsó a tocar su manto.

Notemos esto: Ella con valentía y humildad, se abrió paso entre la multitud, no se acercó de frente, sino desde atrás, porque sabía que no se sentía digna, pero Jesús, al sentir el toque de fe, detuvo su andar, no era un toque casual; era un toque que demandaba poder, liberaba esperanza y traía sanidad. Cuando Jesús la encontró entre la multitud, ella temblaba, tal vez esperando reprensión, pero lo que recibió fue una palabra que cambió su destino, fue llamada: Hija, esas cuatro letras, restauraron una vida por completo.

Isaías 43:1 RVR1960|Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.

Esa fue la primera y única vez en los evangelios que Jesús llamó a alguien hija. ¡Qué poderoso! Después de años de ser rechazada, Él la llamó por un nombre de pertenencia, no le dijo mujer, ni sanada, ni valiente, ni empoderada, sino hija; con esa sola palabra, Jesús le devolvió identidad, dignidad y relación. No solo la sanó físicamente; sino que también la restauró espiritualmente, su fe la hizo salva, pero el amor expresado en ese momento, la arropó cómo hija. 

Amado lector, quizá tú también has pasado por temporadas donde te has sentido impura, olvidada o rechazada, tal vez tu flujo no es de sangre, sino de lágrimas, de heridas emocionales o espirituales que parecen no cesar, pero hoy Jesús se detiene en medio de la multitud, sintiendo tu toque de fe, y te llama: Hija, tu fe te ha hecho salva. Él no solo quiere sanarte, Él quiere reconocerte, restaurarte y abrazarte como parte de Su familia.

Romanos 8:15 RVR1960|Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

Oremos juntos, Padre Celestial, gracias por detenerte por mí, gracias por ver más allá de mi dolor y llamarme Hija; hoy toco tu manto con fe, creyendo que tu poder fluye sobre cada área enferma de mi vida, restaura mi identidad, mi corazón y mi propósito. Declaro que soy tu Hija, amada, limpia y libre, en el nombre de Jesús, amén.

Salmos 147:3 RVR1960|Él sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas.

Con amor,
Sandra Patricia Ventura

Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960

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