Daniel 12:3 RVR1960|Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
El plan de Dios siempre ha estado enfocado en rescatar al hombre. Desde el inicio de la historia bíblica vemos a un Dios que busca y llama, no a un Dios distante. Cuando Adán pecó y se escondió, Dios descendió al huerto y preguntó: ¿Dónde estás?. Esa voz sigue resonando a lo largo de las generaciones, llamando a cada alma perdida a volver al hogar del Padre. Ganar almas no es un trabajo secundario ni una labor reservada a unos pocos; es el centro del corazón de Dios y la misión de todo aquel que ha sido alcanzado por la gracia. El cielo se estremece por cada pecador que se arrepiente, porque cada vida restaurada es un testimonio vivo del amor eterno de Dios. Hoy el Espíritu Santo nos recuerda que somos llamados no solo a ser salvos, sino a ser portadores de salvación.

Lucas 15:7 RVR1960|Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
Principios importantes para ganar almas
1. El llamado a ganar almas nace del corazón de Dios
Ganar almas no comienza con nuestra iniciativa, sino con el anhelo eterno de Dios. El deseo de Dios no es condenar, sino salvar. Cuando evangelizamos, no estamos llevando a cabo un proyecto humano, sino participando del mismo latido del cielo, porque cada alma tiene un valor incalculable porque fue comprada con la sangre del Cordero. Entender esto nos cambia la perspectiva, no hablamos de religión, hablamos de vida o muerte eterna. Así, ganar almas deja de ser una actividad de calendario y se convierte en un estilo de vida, porque llevamos en nosotros el reflejo del corazón de Dios.
Ezequiel 18:23 RVR1960|¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?
2. El llamado requiere disponibilidad, no perfección
Muchos creen que ganar almas requiere preparación especial, elocuencia o conocimiento profundo, pero la Escritura nos recuerda que Dios busca corazones disponibles. El Señor nunca ha necesitado vasos de oro, sino vasos dispuestos a servirle. Los primeros discípulos eran hombres comunes, con errores, dudas y debilidades, pero obedecieron el llamado y trastornaron al mundo. Lo que abre el camino no es nuestra capacidad, sino la obra del Espíritu Santo, quien convence y transforma; nuestro papel es obedecer y responder con humildad: Aquí estoy, Señor, úsame.
Isaías 6:8 RVR1960| Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
3. El llamado produce un legado eterno
El fruto de ganar almas trasciende el tiempo y alcanza la eternidad. El profeta Daniel nos recuerda que quienes guían a otros a la justicia brillarán como estrellas por siempre. Lo que sembramos en un corazón puede impactar generaciones completas, aun cuando ya no estemos en esta tierra. El apóstol Pablo llamó a los creyentes de Tesalónica su gozo y corona delante del Señor en Su venida; enseñándonos que las almas no son sólo resultado del ministerio, sino la verdadera herencia que presentaremos delante de Cristo. Todo lo que poseamos aquí puede desvanecerse, pero cada vida alcanzada para Jesús se convierte en parte de un legado eterno que ningún enemigo puede destruir.
1 Tesalonicenses 2:19-20 RVR1960|19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? 20 Vosotros sois nuestra gloria y gozo.
Amado lector, el llamado de Dios es claro: Hemos sido rescatados para rescatar. La salvación que disfrutamos no es para guardarla, sino para compartirla con un mundo que clama por esperanza; ganar almas no es un deber frío, es la respuesta de gratitud a Aquel que un día nos encontró. Si queremos vivir para lo eterno, no hay mayor propósito que entregar nuestra vida al servicio de la reconciliación. Oremos juntos, Padre Celestial, gracias por haberme alcanzado con tu amor cuando estaba perdido, hoy reconozco que me llamaste para ser luz en medio de la oscuridad. Hazme sensible a las almas que necesitan de ti, llena mi corazón de compasión, y dame la valentía de proclamar tu evangelio con poder y amor. Que cada día pueda ser un instrumento en tus manos para que otros te conozcan. En el nombre de Jesús, amén.
2 Corintios 12:9 RVR1960|Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960