Cantares 3:1-3 RVR1960| 1 Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé. 2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé. 3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
La preparación para encontrarnos con Cristo, nuestro Amado, es la tarea más sagrada de la Iglesia, no somos una multitud cualquiera, somos la novia del Cordero que anhela el día de las bodas eternas. El pasaje de Cantares nos muestra la intensidad de una búsqueda, una mujer que, aun en la oscuridad de la noche, se levanta, sale, corre y no descansa hasta hallar al que ama su alma. Esa es la figura de la Iglesia que arde en pasión, que no se conforma con religiosidad, sino que vive en expectación por el Amado. Así como Israel fue instruida a lavar sus vestidos y santificarse antes de que Jehová descendiera en el monte Sinaí, también nosotros debemos entrar en un proceso de preparación. La gloria de Dios no desciende sobre un pueblo descuidado, sino sobre uno que entiende que la preparación antecede a la manifestación.

Éxodo 19:10-11 RVR1960|10 Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos, 11 y estén preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte de Sinaí.
Principios para prepararnos para el Amado
1. La preparación exige una búsqueda incesante.
La amada en Cantares buscó de noche, cuando todos descansaban, revelándonos de esta manera que la preparación para el Amado no ocurre en la comodidad, sino en la intencionalidad de la búsqueda. El texto subraya que ella lo buscó y no lo halló, lo cual enseña que muchas veces la búsqueda será probada. Dios permite silencios y demoras para purificar nuestro deseo y ver si realmente lo anhelamos por lo que Él es, y no solo por lo que da. Prepararse es proseguir en conocerle, no detenerse en lo poco conocido. Significa buscarlo en la noche de la prueba, en el silencio de la oración, en el sacrificio de la obediencia. Mi pregunta para ti hoy es: ¿Estamos buscando al Amado con el mismo anhelo que buscamos las cosas de esta tierra? Porque solo aquellos que lo buscan con desesperación lo encontrarán y lo abrazarán para no soltarlo jamás.
Oseas 6:1-3 NTV| 1 «Vengan, volvámonos al Señor. Él nos despedazó, pero ahora nos sanará. Nos hirió, pero ahora vendará nuestras heridas. 2 Dentro de poco tiempo él nos restaurará, para que podamos vivir en su presencia. 3 ¡Oh, si conociéramos al Señor! Esforcémonos por conocerlo. Él nos responderá, tan cierto como viene el amanecer o llegan las lluvias a comienzos de la primavera».
2. La preparación requiere santificación.
Cuando Dios descendió en el Sinaí, pidió al pueblo que se lavaran sus vestidos y se apartaran. El Amado no viene a cualquier mesa, viene a la mesa de los que se han preparado en pureza. Esta santificación no es una obra superficial, sino un proceso profundo de limpieza del corazón y de las intenciones. Prepararnos para el Amado es despojarnos del orgullo, de la vanidad, de los resentimientos ocultos y de las ataduras secretas. Es lavarnos con la Palabra, permitir que el fuego del Espíritu refine áreas que todavía resisten a Dios. Cristo no viene por una novia entretenida con el mundo, sino por una novia vestida de lino fino, limpio y resplandeciente; si no nos preparamos en santidad, nuestro anhelo quedará incompleto. Santificación es la prueba de que realmente esperamos al Amado.
Apocalipsis 19:8 NTV| A ella se le ha concedido vestirse del lino blanco y puro de la más alta calidad». Pues el lino de la más alta calidad representa las buenas acciones del pueblo santo de Dios.
3. La preparación nos lleva a una comunión íntima.
El punto clave del pasaje de Cantares es cuando la amada, después de buscarlo intensamente, lo encontró, lo abrazó y no lo soltó. Y esa es la meta de nuestra preparación, no conocer al Amado de lejos, sino abrazarlo en intimidad y permanecer en Él. La preparación nos enseña a aferrarnos a Cristo como nuestra única seguridad, porque todo lo demás es pasajero; en un mundo lleno de distracciones, prepararse para el Amado es desarrollar un corazón que se aferra a Su presencia y lo valora por encima de cualquier otro amor. Esta comunión no es un encuentro ocasional, es un pacto eterno, donde el Espíritu Santo nos conduce a esa intimidad que transforma, que da sentido a cada ayuno, cada oración y cada lágrima. Cuando aprendemos a abrazar al Amado en secreto, estaremos listos para recibir su gloria en público.
Isaías 26:4 NTV| Confíen siempre en el Señor, porque el Señor Dios es la Roca eterna.
Amado lector, prepararse para el Amado es mucho más que esperar pasivamente; es vivir en búsqueda constante, en santidad genuina y en una comunión íntima que se niega a soltar a Cristo. La novia que se prepara no se distrae, no se contamina y no se conforma, sabe que su Amado está cerca y por eso vive con vestiduras limpias, lámparas encendidas y un corazón apasionado; el Amado vendrá, y que no nos halle dormidos, tibios o entretenidos con el mundo, sino expectantes, despiertos y preparados como la esposa que realmente lo ama.
Oremos juntos, Padre Celestial, el deseo más grande de nuestro corazón eres tú; perdónanos por las veces en que hemos buscado otras cosas más que a ti. Hoy decidimos levantarnos y salir en tu búsqueda, aún en medio de la noche, aun cuando parezca que estás en silencio, purifica nuestros corazones, lava nuestras vestiduras y prepara nuestro espíritu para el encuentro glorioso contigo. Enséñanos a abrazarte y a no soltarte jamás, ven pronto, Señor Jesús; aquí está tu novia esperándote. Amén.
Apocalipsis 22:17 RVR1960| Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960
NTV|Nueva Traducción Viviente