Salmo 139:7 RVR1960|¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Uno de los dardos más dolorosos que el enemigo lanza contra nosotros es la mentira de la soledad, y esta no siempre se manifiesta en la ausencia de personas; a veces, puedes estar rodeado de amigos, familiares o hermanos en la fe, y aun así sentirte solo, como si Dios se hubiera apartado de ti. Es un susurro que dice: Dios no está contigo, te ha dejado, no le importas, está muy ocupado para un pecador cómo tú.

La palabra: mentira en el griego es pseudos, que significa: falsedad, engaño, algo que aparenta ser verdad pero no lo es. Es el mismo término del que proviene nuestra palabra: pseudo, para describir lo que es falso o impostor. Cuando el enemigo susurra que Dios te ha dejado, está usando pseudos, una falsedad diseñada para parecer real, pero que no es más que un disfraz para ocultar la verdad de que Dios nunca se aparta de ti.
El diablo sabe que un corazón convencido de estar solo es un corazón vulnerable. Porque cuando crees que Dios está ausente, empiezas a perder la fe, a dejar de orar, a cerrarte en tu propio dolor. La soledad se convierte entonces en tierra fértil para la ansiedad, la tristeza y el desaliento y la depresión silenciosa.
Salmos 46:1 RVR1960|Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Pero la Palabra de Dios dice algo completamente diferente. El salmista escribió en el Salmo 139 que no existe lugar en el universo donde puedas estar lejos de la presencia de Dios, puedes estar en la cima de la alegría o en lo profundo de la tristeza; aun allí, Él está contigo; incluso cuando no lo sientes, aunque tus emociones te digan que estás abandonado, Su Espíritu permanece a tu lado, firme, silencioso, fiel, y te dice: Aquí estoy, no te dejaré, ni te desampararé.
Deuteronomio 31:8 RVR1960| Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.
Hay momentos en los que Dios parece estar en silencio, son esos días en los que no hay emoción en la oración, en los que el cielo se siente cerrado y cada palabra parece rebotar contra un muro invisible. Son esos momentos, que el enemigo aprovechará para susurrarte: ¿Ves? Dios no está contigo, te dejó solo. Pero el silencio de Dios no significa abandono, en ocasiones es el espacio que utiliza para fortalecer tu fe, enseñándote a caminar en fe con la Palabra que portas, y no solo por lo que sientes.
Isaías 41:10 RVR1960|No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Jesús mismo experimentó este ataque en la cruz. Exclamó: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Aunque parecía solo, el Padre estaba cumpliendo en Él el mayor acto de amor por la humanidad; la cruz fue el lugar donde se sintió más solo, pero también el lugar donde cumplió su mayor propósito. Quizá hoy el enemigo te está susurrando que Dios se ha apartado de ti, que orar no sirve de nada, que estás solo en esta batalla, yo te digo: ¡No le creas! Dios no te abandona, Él prometió estar contigo todos los días, hasta el fin del mundo, y aunque no lo veas, Él sigue obrando a tu favor.
Mateo 28:20 RVR1960| Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Amado lector, la soledad es una mentira que el enemigo usa cómo herramienta de destrucción para separarte del propósito divino. El mismo Dios que caminó en medio del fuego con Sadrac, Mesac y Abed-nego, es el mismo que camina contigo en medio de tus propias llamas. No dejes que el enemigo te robe la seguridad de la presencia de Dios, aunque parezca que Él guarda silencio, sigue creyendo, porque Él está allí. Oremos juntos, Padre Celestial, gracias porque nunca me dejas ni me abandonas, aunque a veces no te sienta, aunque haya silencio, creo que estás conmigo. Hoy echo fuera toda mentira de soledad. Ayúdame a caminar en fe, confiando en que estás obrando a mi favor; renuncio al miedo, a la soledad, al desanimo, y a todo aquello que quiere influir en mi. En el nombre de Jesús, amén.
Salmo 23:4 RVR1960|Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960.