¡No puedo callar lo que Dios puso en mí!

Jeremías 20:9 TLA|»Hay días en que quisiera no acordarme más de ti ni anunciar más tus mensajes; pero tus palabras arden dentro de mí; ¡son un fuego que me quema hasta los huesos! He tratado de no hablar, ¡pero no me puedo quedar callado!

Jeremías fue un profeta llamado a hablar en tiempos difíciles, en medio de una nación rebelde, hostil y endurecida. Su mensaje no era popular, y muchas veces le trajo dolor, burlas y persecución. ¿Te ha pasado? ¿Has sentido que obedecer a Dios te trae oposición, que hablar de su Palabra te cuesta amistades, oportunidades o incluso paz?

Hubo un momento en que Jeremías quiso rendirse. Pensó en callar, en detenerse, en ya no hablar más en el nombre de Dios. Pero la Palabra era como fuego en su interior. ¡No pudo! Porque cuando Dios marca tu vida, no puedes vivir en silencio. Dios ha depositado algo vivo, santo y poderoso dentro de ti. No es un pasatiempo, no es una ideología. Es fuego. Y ese fuego no está diseñado para que lo guardes, sino para que enciendas a otros. Muchos hoy se sienten como Jeremías. Tal vez cansados de luchar con la incomprensión, criticados por hablar con convicción, o rechazados por anunciar la verdad. Pero escucha esto: El llamado de Dios es más fuerte que la oposición. Su fuego en ti es más poderoso que el rechazo. Cuando tienes una Palabra de Dios en tu interior, no puedes callarla. No importa cuánto lo intentes. Arde en ti. Te consume. Te mueve. No es algo que haces por rutina, es algo que haces por fuego. Es una pasión divina que quema desde lo más profundo del alma.

Hechos 4:20 TLA| ¡Nosotros no podemos dejar de hablar de todo lo que hemos visto y oído!

No te calles. No te detengas. Aviva el fuego que Dios puso en ti. Si el enemigo ha querido apagar tu pasión, hoy el Espíritu Santo viene a soplar vida sobre las brasas. Levántate, habla, predica, escribe, ora, canta, profetiza, sirve… ¡no te detengas! Tu voz puede ser la chispa que encienda un avivamiento. Tu testimonio puede ser el fuego que encienda corazones apagados. El mundo necesita tu voz encendida, no tu silencio derrotado.

Salmos 39:3-4 TLA| ¡el corazón me ardía en el pecho! Mientras más pensaba en esto, más frustrado me sentía; al fin abrí la boca y dije: 4 «Dios mío, hazme saber cuál será mi fin, y cuánto tiempo me queda de vida; hazme saber cuán corta es mi vida.

Amado lector, Jeremías pensó en callar, pero no pudo. ¿Sabes por qué? Porque cuando Dios enciende tu alma, el silencio se vuelve insoportable. El fuego de Dios no es solo para sentirlo, es para compartirlo, predicarlo y extenderlo. Tal vez estás leyendo esto y te sientes apagado. Pero recuerda esto: aunque el enemigo haya querido callarte, Dios ya te encendió. El fuego está allí. Y hoy es el día para avivarlo.

Oremos juntos, Padre Celestial, gracias por poner tu Palabra viva dentro de mí. Aun cuando he querido rendirme, tu fuego sigue ardiendo en mi interior. Hoy te pido que avives lo que has puesto en mí. No quiero callar lo que tú me has dado. Hazme valiente, hazme constante, y hazme apasionado por tu presencia. Que donde yo hable, tu fuego se sienta. Que donde yo vaya, tu gloria se note. ¡No me dejaré apagar! En el nombre poderoso de Jesús, amén

Isaías 61:1 TLA| El fiel servidor de Dios dijo: «El espíritu de Dios está sobre mí, porque Dios me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para consolar a los afligidos, y para anunciarles a los prisioneros que pronto van a quedar en libertad.

Con amor,
Sandra Patricia Ventura

Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
TLA|Traducción en lenguaje actual

Deja un comentario