Dios es mi refugio en medio del caos

Salmos 46:1-3 RVR1960| 1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; 3 Aunque bramen y se turben sus aguas,Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah

Cuando los cimientos de nuestra vida comienzan a sacudirse y todo lo que creíamos seguro empieza a desmoronarse, es allí donde descubrimos en quién verdaderamente confiamos. Este salmo es un canto de fe en medio de la crisis. No es un salmo que se canta desde la comodidad, sino desde el campo de batalla, en medio de la tormenta, cuando la tierra tiembla y el alma se quebranta.

Dios es nuestro amparo… Este versículo comienza con una declaración poderosa: Dios es. No dice que fue, ni que será solamente, sino que Él es, tiempo presente, está ocurriendo ahora mismo, en el momento actual. No se refiere a algo del pasado ni solo a una promesa futura, sino a una realidad presente y continua. El término «amparo» en hebreo implica refugio, protección, abrigo, como un escudo que cubre al guerrero herido en combate. Es una invitación a correr a los brazos del Padre cuando todo alrededor grita peligro. Él no es solo un refugio temporal, sino un abrigo eterno para el alma.

…y fortaleza… Dios no solo nos protege, sino que también nos imparte fuerza. A veces no necesitamos que las circunstancias cambien, sino que nuestro corazón sea fortalecido para enfrentarlas. El Señor no nos llama a huir del conflicto, sino a enfrentarlo con Su poder. Él renueva nuestras fuerzas como las del águila y nos sostiene cuando nuestras piernas ya no pueden avanzar.

Isaías 40:31 RVR1960| pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

…nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Qué consuelo saber que Dios no es lento para socorrer. Su auxilio es pronto, inmediato, presente. Quizás has sentido que nadie te entiende, que nadie llega a tiempo, que tus gritos se pierden en el viento… pero Dios sí escucha. Él no es un espectador lejano; es un Padre atento que interviene justo en el momento necesario. Nada escapa de su control.

Aunque tiemble la tierra… El salmista continúa describiendo un escenario de completo desastre natural: la tierra removida, los montes cayendo al mar, las aguas bramando. Esta descripción representa una escena de crisis que escapa totalmente de nuestras manos. ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Como si tu mundo interior se derrumbara y no tuvieras dónde afirmarte?

Quiero que recuerdes, que en medio de ese caos, hay una firme afirmación: Por tanto, no temeremos. Esta no es una valentía humana ni un acto de negación emocional. Es una fe anclada en la naturaleza inmutable de Dios. Es la confianza que nace cuando el Espíritu Santo nos revela que Dios sigue siendo Dios, aun cuando todo cambia. Él sigue sentado en Su trono. Él no ha perdido el control. Nada ni nadie lo puede mover. Este pasaje no nos promete ausencia de problemas, sino presencia de Dios en medio de ellos. Nos recuerda que cuando todo alrededor es inestable, Dios sigue siendo nuestro lugar seguro.

Amado lector, quizás hoy estás atravesando una tormenta: problemas familiares, enfermedades, escasez, ansiedad o depresión. Pero quiero recordarte con todo mi corazón que Dios está contigo. Él es tu amparo, tu fortaleza y tu pronto auxilio. No estás solo. No estás olvidado. No estás derrotado. Aunque los montes se desplomen y las aguas te rodeen, el Señor pelea por ti. Puedes confiar. Puedes descansar. Puedes levantar tus manos al cielo. No temas. Refúgiate en Él. El Dios de los ejércitos está contigo, el Dios de Jacob es tu refugio. Oremos juntos, Padre celestial, gracias por ser mi refugio en medio del caos. Cuando todo a mi alrededor parece desmoronarse, en ti encuentro seguridad, paz y fuerza. Renueva mi fe. Ayúdame a descansar en tu fidelidad y a levantarme cada día con la certeza de que tú estás conmigo. Todo esto te lo pido en el nombre poderoso de Jesús. Amén.

Salmos 121:1-2 RVR1960| 1 Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? 2 Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.

Con amor,
Sandra Patricia Ventura

Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960

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