Zacarías 4:6 RVR1960| Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Hay momentos en la vida en los que sentimos que nuestras fuerzas no son suficientes. Queremos avanzar, cumplir lo que Dios nos ha llamado a hacer, pero las circunstancias parecen estar en contra, el cansancio espiritual nos pesa, y la batalla se vuelve intensa. En esos momentos, Dios nos recuerda lo que le dijo a Zorobabel: No es con tus fuerzas, ni con tu poder… es con mi Espíritu. Este mensaje es un recordatorio de que la victoria en tu vida no depende de tu capacidad, sino del poder de Dios operando dentro de ti. Si estás cansado, si te sientes débil, si estás enfrentando luchas internas o externas, permanece en Cristo, porque Él es tu fuente, y el Espíritu Santo es tu fuerza.
Permanecer en Cristo no es simplemente asistir a una iglesia o identificarse como cristiano. Permanecer en Él es vivir en una constante comunión espiritual, reconociendo cada día nuestra total dependencia de su gracia, de su guía, de su amor. Jesús dijo: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5

En un mundo que impulsa la autosuficiencia, el Evangelio nos enseña lo contrario: fuera de Cristo, estamos secos, sin fruto y sin dirección. Pero unidos a Él, nuestra vida florece, crecemos en carácter, en fe y en fruto espiritual. La clave no es cuánta fuerza tienes, sino cuán cerca estás del Señor. Así como una rama no puede producir fruto por sí sola, tú tampoco puedes sostenerte en la fe por tu cuenta. Permanecer en Cristo implica confiar en su Palabra, esperar en Él, buscarlo en oración, rendir tu voluntad a la suya, y permitir que su vida fluya a través de ti. Él es la fuente que no se agota. En tus días buenos y en los malos, en la cima del gozo o en el valle del quebranto, Él sigue siendo suficiente. Cristo no solo te da lo que necesitas… ¡Él es lo que necesitas!
Eclesiastés 7:13-14 TLA|13 Fíjate en lo que Dios ha hecho, y verás que nadie puede enderezar lo que él ha torcido. 14 Por eso, cuando vengan los buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando lleguen los tiempos malos ponte a pensar que todo viene de Dios, y que nunca sabemos lo que nos espera.
Permanecer en Cristo, nuestra fuente inagotable
El mundo ve la debilidad como una falla, pero en el Reino de Dios, la debilidad es el lugar donde el poder de Dios se manifiesta con más gloria. No tienes que tenerlo todo bajo control. No necesitas aparentar que todo está bien. Dios no te usa por lo fuerte que seas, sino por lo dispuesto que estés a depender de Él. El apóstol Pablo escribió con valentía: Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2 Corintios 12:10
Cuando reconoces tus limitaciones y decides apoyarte en Dios, ahí comienza la verdadera fortaleza. No es tu valentía, tu talento, ni tu experiencia lo que te llevará hasta el final, sino el poder del Espíritu Santo actuando en ti. Dios no necesita tus logros, solo tu corazón rendido a Él. En medio del dolor, del cansancio, del agotamiento emocional o espiritual, el Espíritu te renueva. Es quien te levanta cuando sientes que ya no puedes más. Cada vez que clamas a Dios en tu debilidad, le estás dando permiso para mostrar su gloria en ti. No te avergüences de tus luchas: Es en ese lugar donde Su poder se perfecciona.
Isaías 40:29 RVR1960| Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas
El Espíritu Santo, nuestro ayudador
Jesús no dejó solos a sus discípulos cuando ascendió al cielo. Prometió enviar al Consolador, al Ayudador, al Espíritu Santo, quien habita hoy en cada creyente. No estás solo en tu proceso. No estás solo en la batalla. Tienes un compañero fiel, un guía perfecto, un defensor constante: el Espíritu de Dios.
Juan 14:26 RVR1960|Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
El Espíritu Santo no solo te consuela cuando lloras. Él te fortalece para avanzar, para vencer, para predicar, para amar, para perdonar, para empezar. Él produce en ti lo que no puedes fabricar con tus propias fuerzas: Gozo en medio de la tristeza, paz en medio de la tormenta y fe en medio de la duda. Y más aún, el Espíritu Santo te recuerda quién eres y a quién perteneces. En un mundo que busca desenfocarte, Él es quien te centra en Cristo, quien te lleva a la verdad y te sostiene en el camino. Cuando no sabes qué orar, Él ora por ti. Cuando no sabes a dónde ir, Él te guía. Cuando no puedes más, Él pelea por ti.
Romanos 8:26 RVR1960|Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Amado lector, ¡Sigue adelante, no te detengas! Hoy, el Señor quiere recordarte que no necesitas hacerlo todo por ti mismo. Él ya te ha dado lo que necesitas: Su Espíritu vive en ti. Levántate con fe, camina con esperanza, y permite que el poder del Espíritu Santo te llene y te sostenga. No permitas que la carga de este mundo te haga olvidar que la victoria no se gana con la espada del hombre, sino con el soplo del Espíritu de Dios. Así como Zorobabel terminó lo que empezó, tú también verás cumplida la obra que Dios ha comenzado en ti. Amen.
Filipenses 1:6 TLA|Dios empezó el buen trabajo en ustedes, y estoy seguro de que lo irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo vuelva.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960
TLA|Traducción en lenguaje actual