Mateo 26:38 RVR1960|Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
Muchos piensan que la tristeza es señal de debilidad o de falta de fe, pero la Biblia nos muestra que hasta Jesús, el Hijo de Dios, sintió tristeza profunda. En el huerto de Getsemaní, momentos antes de ser entregado, confesó a sus discípulos que su alma estaba “Muy triste, hasta la muerte”. ¡Qué sinceridad tan poderosa! Jesús no escondió su tristeza, su dolor, no fingió fortaleza, sino que la expresó y buscó compañía.
Esto nos enseña que la tristeza no es pecado, pero sí puede convertirse en una cárcel cuando la callamos y la enfrentamos solos.

No calles tu dolor, exprésalo con sabiduría
Una de las armas del enemigo es hacernos pensar que si hablamos de lo que sentimos, seremos juzgados, rechazados o menos espirituales. ¡Mentira del diablo! Jesús mismo nos da el ejemplo de abrir el corazón en momentos de tristeza.
Él escogió a tres de sus discípulos de confianza y les pidió que velaran con Él. Aunque ellos fallaron en acompañarlo como era debido, el gesto de Jesús nos enseña la importancia de tener a personas confiables, maduras en la fe, que puedan escucharnos, orar con nosotros y guiarnos en amor.
Callar el dolor no lo sana, lo enraiza. Muchas veces, por temor al qué dirán o por sentirnos espiritualmente débiles, guardamos el sufrimiento como si fuera una carga que debemos llevar en silencio. Pero la Biblia nos muestra todo lo contrario. Jesús, en el momento más angustiante de su vida, no se escondió, no fingió que todo estaba bien. Él habló con sinceridad: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte”. Y no solo habló con el Padre, también lo compartió con los más cercanos.
La sabiduría no está en hablar con cualquiera, sino en buscar personas que sean maduras, espirituales y confiables. Gente que no solo te escuche, sino que ore contigo, te levante con la Palabra y te recuerde las promesas de Dios. No se trata de buscar lástima, sino de encontrar compañía en la oración y apoyo en medio del quebranto.
Santiago 5:16 RVR1960|Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Hablar lo que duele no es debilidad, es un acto de valentía. Dios nos creó como seres emocionales, con la capacidad de sentir, expresar y compartir nuestras cargas. No estás obligado a luchar solo. El enemigo quiere aislarte, pero el Espíritu Santo quiere rodearte de una familia espiritual que te levante.
¿Has estado callando algo que te duele? ¿Has fingido estar bien cuando en realidad estás quebrado por dentro? Hoy es tiempo de romper el silencio y buscar ayuda. Exprésate con sabiduría. Dios puede usar a alguien para abrazarte en tu noche oscura. Así como Jesús buscó a Pedro, Jacobo y Juan, tú también puedes rodearte de personas que velen contigo.
Gálatas 6:2 RVR1960|Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
Tu sanidad comienza cuando te atreves a hablar con Dios y con alguien que te pueda guiar con amor. El silencio puede convertirse en una prisión, pero una palabra honesta en el momento correcto puede abrir la puerta a tu libertad.
Eclesiastés 4:9-10 RVR1960|9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. 10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
Rompe con el espíritu de tristeza en el nombre de Jesús
La tristeza puede abrir puertas al desánimo, la depresión y el aislamiento. Es un espíritu que busca desconectarnos de Dios y de los demás. Pero hay poder en el nombre de Jesús para romper toda cadena emocional y espiritual. Es tiempo de levantar la voz y declarar que no serás más esclavo de la tristeza. Llora si es necesario, pero no te quedes en el dolor. Llora en la presencia de Dios, y permite que Él te sane y te renueve.
Salmo 34:18 RVR1960|Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.
Entrégale tu tristeza a Dios y haz esta oración de rendición. Después de expresar su tristeza, Jesús oró y se rindió a la voluntad del Padre:
Mateo 26:39 RVR1960|Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Ese es el paso que trae verdadera libertad: Rendirnos. No se trata de entender todo lo que estamos viviendo, sino de confiar en que Dios está con nosotros y que su voluntad es buena, agradable y perfecta.
Amado lector, no escondas tu tristeza, llévala al altar. Hoy te animo a que no guardes más ese dolor. Habla con Dios. Busca a alguien maduro espiritualmente con quien puedas orar. Reconoce que Jesús te comprende y ya vivió ese mismo valle por el que tú estás pasando. No estás solo. Rompe con el espíritu de tristeza. Ríndete al Señor. Ábrele tu corazón sin reservas. Y como Jesús, pídele: Padre, hágase tu voluntad en mi vida. Amén.
Isaías 61:3 NTV| A todos los que se lamentan en Israel[a] les dará una corona de belleza en lugar de cenizas, una gozosa bendición en lugar de luto, una festiva alabanza en lugar de desesperación. Ellos, en su justicia, serán como grandes robles que el Señor ha plantado para su propia gloria.
Con amor,
Fabio R. Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960
NTV|Nueva Traducción Viviente