¿Dónde estás? Restaurando la confianza en el jardín

Génesis 2:25 NVI|En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero no se avergonzaban.

El matrimonio fue instituido por Dios en el Edén, un lugar de comunión, transparencia y amor puro. Adán y Eva vivían en una conexión perfecta, no solo entre ellos, sino también con Dios. La Biblia nos dice que estaban desnudos y no sentían vergüenza; esto simboliza mucho más que lo físico. Nos habla de una relación sin secretos, sin máscaras, sin temor: una unión basada en la confianza y la presencia de Dios.

Pero esa comunión fue quebrantada
Cuando Eva prestó atención a la voz equivocada —la serpiente— y no a la de su Creador, comenzó a forjar una relación fuera de su diseño original. Y Adán, por su parte, ocupado en su labor, desconectado de la intimidad con Dios, decidió escuchar a su esposa antes que a Dios. La caída del hombre no fue solo una desobediencia individual, sino una desconexión matrimonial. La confianza, la unidad, y la transparencia fueron reemplazadas por el miedo, la vergüenza y la culpa. 

Génesis 3:6-7 NVI|6 La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que era atractivo a la vista y era deseable para adquirir sabiduría; así que tomó de su fruto y comió. Luego dio a su esposo, que estaba con ella, y él también comió. 7 En ese momento los ojos de ambos fueron abiertos y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.

A veces, en el matrimonio moderno, ocurre lo mismo. Se pierde la comunión con Dios, se descuidan los momentos en pareja, y se permite que otras voces influyan más que la Palabra de Dios. Empezamos a conectarnos con otras personas y nos desconectamos de nuestra pareja. Empiezan los celos, las culpas, los señalamientos, los rechazos e incluso la pared invisible del orgullo y la falta de comunicación, se vuelven parte de nuestra rutina. Cuando uno de los dos empieza a abrir su corazón a otras relaciones, sean emocionales, digitales, financieras o incluso pensamientos ocultos, estamos dejando que la serpiente entre sutilmente a nuestro jardín, creando una grieta, que nos tomará mucho más tiempo reparar.

¿Pero qué debemos hacer?
Debemos regresar al principio. Volver al jardín. No al lugar físico, sino al diseño original de Dios para el matrimonio: Trabajar en la transparencia, comunión y obediencia a Su voz. El primer paso es reconocer que algo no está bien. No se trata de culpar al otro, sino de mirar hacia adentro, de asumir responsabilidades y correr al lugar secreto con Dios, donde todo puede ser sanado. Esto les tomará tiempo, pero deben trabajar juntos.

Es necesario cerrar la puerta a las voces externas y abrir el corazón a la Palabra de Dios. Restaurar el altar familiar, orar juntos, hablar con sinceridad, pedir perdón sin esperar que el otro lo haga primero. Es romper el silencio con humildad, y abrir la puerta a la presencia del Espíritu Santo para que Él restaure lo que el enemigo intentó destruir. Y que el amor empiece a florecer entre ambos. Es necesario dedicarle tiempo a salidas juntos como pareja. La serpiente entró por una conversación, pero la restauración comienza con una oración. No importa cuán roto parezca todo, Dios se especializa en hacer nuevas todas las cosas.

2 Corintios 5:17 NVI|Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

Un llamado a la restauración
Pero Dios no los dejó solos. Aunque Adán y Eva fallaron, Dios buscó restaurar. Él llamó al hombre: ¿Dónde estás? (Leer Génesis 3:9), no porque no supiera su ubicación, sino porque quería volver a conectarse con su corazón. Ese es el anhelo de Dios: restaurar lo que se perdió
El matrimonio necesita volver al jardín, a ese lugar de comunión, de sinceridad y de presencia divina. Aunque hayan ocurrido errores, aunque la vergüenza haya tocado la relación, el perdón y la restauración son posibles en Cristo. Pero ambos deben estar dispuestos a volver a empezar, con transparencia, sin vergüenza y siendo el apoyo uno del otro. 

Isaías 1:18 NVI|«Vengan, pongamos las cosas en claro», dice el Señor. «Aunque sus pecados sean como escarlata, quedarán blancos como la nieve. Aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como la lana.

No permitas que la desconexión crezca. No te acomodes a la ruina espiritual que puedan estar experimentando en este momento, disponte a romper con la rutina sin la presencia de Dios. Empieza a levantarte tú. Vuelve al jardín en oración, permite que el Espíritu Santo sane lo que está herido. Él sana las heridas; y si deciden transitar este camino de la restauración y el perdón, lo van a lograr. 

Amado lector, el matrimonio fue creado para ser un reflejo de la unidad con Dios. Aunque hayan errores, Dios sigue llamando: ¿Dónde estás?. Hoy puedes responder y permitir que Él restaure, sane y renueve. En Cristo siempre hay una nueva oportunidad. Si quieres Su sanidad, es importante dejar atrás lo que pasó; porque a partir de hoy lo que importa es lo que Dios puede hacer de ahora en adelante. 

Oremos juntos, Padre Celestial, restaura hoy la confianza en mi matrimonio. Quita la vergüenza, el temor y todo lo que haya roto nuestra comunión. Ayúdame a escucharte a ti antes que a cualquier otra voz. Quiero volver al jardín, a ese lugar donde tú hablas, donde tú sanas y donde tú unes de nuevo lo que parecía perdido. Danos hoy una nueva oportunidad, ayúdanos a experimentar un nuevo comienzo en ti, y que toda carga y sentimiento de culpa que hay en nuestros corazones, y que atormenta nuestra mente, sea removido, por tu poder. En el nombre de Jesús, amén.

1 Pedro 4:8 NVI| Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre muchísimos pecados.

Con amor,
Sandra Patricia Ventura

Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
NVI|Nueva Versión Internacional

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