El pasaje de 1 Juan 4:19-20 enfatiza que nuestro amor a Dios surge de su amor por nosotros. Este amor es incondicional y eterno, a diferencia de las relaciones distorsionadas que a menudo experimentamos. Dios nos llama a reflejar su amor verdadero hacia los demás, superando el amor tóxico y abrazando la sanación y restauración.