Marcos 13:32 y 37 NVI|Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.
37 Lo que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!
Este pasaje de la Biblia nos recuerda la incertidumbre del regreso de Jesus. No para inquietarnos, sino para despertar en nosotros un espíritu de vigilancia y preparación. Velar no significa solo estar atentos a los signos de los tiempos, sino mantener una vida alineada con Su voluntad. Es vivir cada día conscientes de Su presencia, con un corazón que late al ritmo del Reino de Dios.

Velar implica un estado de conexión constante con la Vid Verdadera, y nosotros, como ramas, somos llamados a permanecer en Él para dar fruto. Sin esa conexión, nuestras vidas carecen de propósito eterno. Separados de Cristo, somos vulnerables a las distracciones, el desánimo y las obras de la carne, pero conectados a Él, encontramos la fuerza y la dirección necesarias para vivir en fidelidad.
Conectados a la Vid Verdadera: nuestra fuente de vida. Jesús nos dice en Juan 15:5: «El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.» Esta conexión no es opcional, sino esencial. Así como una rama no puede sobrevivir sin estar unida al tronco, nosotros no podemos enfrentar los desafíos espirituales ni cumplir nuestra misión sin estar arraigados en Cristo. La vid nos alimenta, nos da identidad y nos permite producir frutos que glorifican a Dios: amor, unidad, perdón y perseverancia. Permanecer en Cristo significa someter nuestra voluntad a la Suya, depender de Su poder y permitir que Su Palabra transforme nuestra mente y corazón. Esto nos prepara para enfrentar cualquier desafío con esperanza y nos da la capacidad de ser agentes de reconciliación en un mundo dividido.
Rompiendo las divisiones: el fruto de la unidad. Uno de los mayores obstáculos para el avance del Reino de Dios es la división entre los creyentes. La falta de unidad debilita nuestro testimonio y nos distrae del propósito eterno. Jesús oró al Padre diciendo: «Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.» (Juan 17:21). La conexión con la Vid Verdadera nos recuerda que todos somos parte de un mismo cuerpo. Cuando estamos en Cristo, no hay lugar para el orgullo, la envidia o la contienda. En lugar de vernos como rivales, nos vemos como hermanos y hermanas, trabajando juntos para reflejar la gloria de Dios. La unidad no es algo que podemos producir por nuestra cuenta; es el fruto de una vida conectada a Cristo.
Fieles en el tiempo de espera. Jesús nos advierte que Su regreso será inesperado, como un amo que vuelve de viaje en cualquier momento. Nos llama a estar preparados, no con temor, sino con fidelidad. Esta espera activa requiere que vivamos cada día como si fuera el último, comprometidos con Su obra y Su Reino. Ser fieles significa perseverar en la oración, en la Palabra y en la comunión con otros creyentes. Significa no permitir que las distracciones del mundo nos desvíen de nuestra misión. Es en esta fidelidad diaria que encontramos gozo, paz y propósito, sabiendo que nuestras vidas están alineadas con el corazón de Dios.
Amado lector, hoy, el Señor nos llama a velar y a permanecer en Su Vid. Este es un tiempo para examinar nuestros corazones y asegurarnos de que estamos viviendo en comunión con Él. ¿Estamos conectados a la fuente de vida o hemos permitido que las distracciones nos alejen? ¿Estamos trabajando por la unidad del cuerpo de Cristo o hemos caído en actitudes divisivas? La fidelidad a Cristo no es algo que podamos lograr por nuestras propias fuerzas; requiere una dependencia constante de Su gracia y poder. Cuando permanecemos en Él, encontramos todo lo que necesitamos para ser luz en un mundo oscuro y para estar preparados para Su glorioso regreso. Oremos juntos, Padre Celestial, hoy nos rendimos ante ti y reconocemos nuestra necesidad de permanecer conectados a la Vid Verdadera. Ayúdanos a velar con un corazón dispuesto, a vivir en unidad con nuestros hermanos y a ser hallados fieles cuando vuelvas. Rompe toda división y fortalece nuestras vidas con tu Espíritu Santo. Que nuestra vida sea un reflejo de tu amor y fidelidad. En el nombre de Jesús, amén.
1 Tesalonicenses 5:6 NVI|Por lo tanto, no debemos dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
NVI|Nueva Versión Internacional