Un cuerpo, una Vid, un Señor

1 Corintios 12:12 RVR1960| Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.

Cómo miembros del cuerpo de Cristo, somos llamados a vivir en unidad, como un solo cuerpo que refleja el amor y el propósito de nuestro Señor. Aunque cada uno de nosotros tiene dones y funciones diferentes, todos somos parte de un mismo cuerpo, con Cristo como nuestra cabeza. No importa si somos manos, pies, ojos o corazón; cada miembro es esencial y tiene un lugar especial en el diseño divino.

Sin embargo, esta unidad sólo puede mantenerse si estamos conectados a la vid verdadera, que es Cristo. Él es nuestra fuente de vida, la savia que corre a través de nosotros y nos permite dar fruto. Cuando nos desconectamos de Él, comenzamos a marchitarnos espiritualmente y, a menudo, surgen divisiones, celos y contiendas.

Efesios 4:3-4 RVR1960| 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;

El enemigo busca sembrar discordia en el cuerpo de Cristo, pero Dios nos llama a romper con esas barreras y abrazar la unidad que nos hace fuertes. Cuando permanecemos en Cristo, aprendemos a valorar a cada miembro del cuerpo, reconociendo que no hay roles pequeños ni insignificantes. Juntos, glorificamos al Señor y cumplimos Su propósito en unidad.

Romanos 12:5 RVR1960|así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

¿Estás conectado a la vid verdadera? ¿Permites que Cristo sea el centro de tu vida y de tus relaciones con los demás en la iglesia? La división nunca proviene de Dios; Su plan es que trabajemos juntos en amor, edificándonos mutuamente y avanzando como un solo cuerpo. Recuerda que separados de Cristo, nada podemos hacer. Si enfrentamos conflictos o divisiones, debemos regresar a Él, humillarnos y permitir que Su amor restaure lo que está roto.

La unidad en el cuerpo de Cristo no es una opción, es un mandato divino. Cada uno de nosotros tiene un papel vital que cumplir, y juntos glorificamos al Señor. Pero esta unidad sólo es posible si permanecemos conectados a la vid verdadera, que es Cristo. Él es nuestra fuente de fortaleza, amor y dirección. 

Amado lector, cuando vivimos en Cristo, las divisiones se desvanecen, porque entendemos que somos parte de un mismo propósito: Reflejar Su gloria y extender Su reino. Recordemos que separados de Él, no podemos lograr nada. Por lo tanto, busquemos Su presencia diariamente, valoremos a nuestros hermanos y trabajemos en unidad para que el cuerpo de Cristo sea fuerte, saludable y lleno de fruto en nuestras congregaciones. Mantengámonos fieles a Cristo, y permitamos que Su amor sea el vínculo perfecto que nos una. Oremos juntos, Padre Celestial, gracias porque nos has llamado a ser parte de tu cuerpo. Ayúdanos a permanecer conectados a ti, la vid verdadera, para que podamos dar fruto en unidad y amor. Rompe toda división entre nosotros y enséñanos a valorarnos unos a otros como miembros esenciales de tu iglesia. Que siempre seamos fieles a ti, a tu Palabra  y mi propósito, en el nombre de Jesús. Amén.

Colosenses 2:19 RVR1960| y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.

Con amor,
Sandra Patricia Ventura

Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960

Deja un comentario