Mateo 7:16 RVR1960| Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Dios siempre nos habla y mientras más escudriñamos Su Palabra, más conoceremos Su verdad. Y esta Palabra es una enseñanza que resuena con fuerza en nuestra vida diaria: El fruto que producimos. Así como un árbol no puede esconder lo que es, nuestras acciones, actitudes y palabras reflejan quiénes somos. Este versículo nos desafía a examinar nuestra vida a la luz de la Palabra y a preguntarnos: ¿Qué tipo de frutos estoy produciendo?
Este capítulo nos advierte sobre los falsos profetas, aquellos que se presentan como ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Él nos enseña a no dejarnos engañar por las apariencias, sino a observar los frutos que estos producen. Los frutos no son otra cosa que las evidencias visibles de una vida transformada por el poder de Dios. Este principio no solo aplica a los demás, sino también a nosotros mismos cómo seguidores de Jesucristo.

Colosenses 1:10 RVR1960|para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
El árbol y su fruto. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Esto significa que nuestras acciones son un reflejo de nuestra conexión con Dios. Si permanecemos en Cristo, como ramas conectadas a la vid verdadera, inevitablemente daremos frutos que glorifiquen a Dios. Pero si nuestra relación con Él es superficial o inexistente, los frutos que produciremos estarán marcados por el egoísmo, la amargura y el pecado. Así que examina tu vida. Haz un inventario espiritual y pregúntate si tus acciones, palabras y decisiones reflejan a Cristo. ¿Estás produciendo frutos que glorifican a Dios o hay áreas que necesitan ser transformadas?
Mateo 7:17-19 LBLA| 17 Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos. 18 Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego.
La importancia del fruto espiritual. El fruto del Espíritu Santo, incluye amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Estos frutos no se producen por esfuerzo humano, sino como resultado de una vida sometida al Espíritu. ¿Están estos frutos presentes en tu vida? Si no es así, es el momento de buscar la presencia de Dios con humildad y pedirle que transforme tu corazón. Que estos días de ayuno sean un tiempo para tu crecimiento espiritual. Busca la llenura del Espíritu Santo, porque la clave para producir frutos buenos es estar conectado a la fuente, que es Cristo. Dedica tiempo a la oración, al estudio de la Palabra y a la comunión con el Espíritu Santo.
Gálatas 5:22-23 RVR1960| 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
El discernimiento en nuestras relaciones. Jesús también nos llama a ser sabios y discernir los frutos en la vida de otros, especialmente en aquellos que influyen en nuestra fe. No se trata de juzgar con dureza, sino de evaluar con amor y prudencia. Rodearte de personas que produzcan buenos frutos te ayudará a crecer espiritualmente y a mantenerte firme en el camino del Señor. Vive una vida intencional, porque cada día es una oportunidad para sembrar semillas de amor, bondad y misericordia. Recuerda que los frutos no solo impactan tu vida, sino también la de quienes te rodean.
Imagina un árbol frutal en un jardín. Si está bien cuidado, recibe agua, abonos y luz, dará frutos abundantes y saludables. Pero si es descuidado, sus frutos serán escasos o incluso inexistentes. De la misma manera, nuestra vida espiritual necesita ser alimentada y cuidada para producir frutos que glorifiquen a Dios.
Mateo 12:33 RVR1960| O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
Amado lector, el llamado de Jesús es un recordatorio de que nuestra vida debe ser un reflejo de su obra en nosotros. No podemos producir frutos buenos si no estamos arraigados en Él. Permite que el Espíritu Santo trabaje en tu corazón, elimine todo lo que no agrada a Dios y te transforme en un árbol que dé frutos buenos y abundantes. Oremos juntos, Padre Celestial, te doy gracias porque tú eres la vid verdadera y yo soy una rama en ti. Ayúdame a permanecer conectado a ti cada día, para que mi vida produzca frutos que glorifiquen tu nombre. Examina mi corazón, elimina todo lo que no te agrada y hazme más como tú. Que mis palabras, pensamientos y acciones sean un testimonio vivo de tu amor y tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.
Gálatas 6:7-8 RVR1960| 7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960
LBLA| La Biblia de las Américas