¿Quién está hablando en tu vida?

Juan 15:1-5 RVR1960| 15 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.


Dios me daba la palabra ventrílocuo, y me decía que así hay muchas personas, que están hablando cómo marionetas lo que otros le dicen, mas no lo que han vivido, ni mucho menos revelado el Espíritu. Un ventrílocuo es una persona que habla sin mover los labios, haciendo que parezca que la voz proviene de un muñeco. Y puede que hoy algunos creyentes están llevando su vida espiritual actuando como muñecos en manos de influencias externas que intentan moldear sus palabras, decisiones, acciones, e incluso le eligen con quien puede o no relacionarse. Pero Jesús nos enseña en Juan 15 que debemos estar conectados a Él, la vid verdadera, para que nuestras palabras y acciones reflejen Su voluntad y no las voces externas, ni la del enemigo de las almas.

Pero, ¿cómo lo identifico?

1- Identifica la fuente de tu voz. Jesús dijo en Juan 15:4: » Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.»

¿Quién está «hablando» a través de ti? ¿Es Dios quien guía tus palabras y decisiones, o son las influencias del mundo, el miedo, o incluso el enemigo? Un ventrílocuo controla y tiene dominio sobre el muñeco. Si no estamos conectados a Jesús, podemos ser manipulados por el pecado, por las opiniones y experiencias de otros, o por nuestras emociones.

2- La conexión a la vid te da una voz auténtica. Jesús dice en Juan 15:5: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.»

Cuando permanecemos en Cristo, Él nos da Su palabra y Su dirección. Nuestra vida refleja Su carácter y Su propósito. El muñeco en cambio no tiene vida propia; depende del ventrílocuo. Pero los pámpanos en la vid tienen vida porque están conectados a la fuente de vida que es Jesucristo.

3- La poda es necesaria para que hablemos con propósito. Jesús dice en Juan 15:2: «Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.»

Dios va a cortar todo aquello que no edifica en nuestra vida: actitudes, hábitos, relaciones, todo aquello que no glorifique Su nombre. Permitir que Dios nos «pode» significa rendirnos a Su voluntad y dejar que Su Espíritu nos transforme.

4- Frutos que hablan de Jesús. Jesús dice en Juan 15:8: » En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.»

Los frutos que llevamos son el testimonio de nuestra relación y conexión con Dios. Nuestras palabras, acciones, y decisiones deben reflejar Su amor y Su verdad. Cuando hablamos desde el corazón conectado a Cristo, nuestras palabras traerán vida, esperanza y edificación en nosotros mismos y en otros. Que este tiempo, sea una temporada de dar buenos frutos.

Amado lector, al igual que un ventrílocuo controla al muñeco, nuestra vida puede ser manipulada si no estamos conectados a la vid verdadera. Pero cuando permanecemos en Cristo, nuestras palabras y acciones dejan de ser eco de las voces del mundo y se convierten en un reflejo de Su amor y verdad. Permite que Jesús sea la fuente de tu vida, para que todo lo que hagas glorifique al Padre y lleve fruto abundante. Amén.

Juan 15:7 RVR1960| Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

Con amor,
Sandra Patricia Ventura

Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960|Reina-Valera 1960

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