En Mateo 4:1-2, Jesús es tentado en el desierto, un proceso crucial para su ministerio. Este lugar simboliza momentos de prueba y maduración espiritual. La resistencia a la tentación se logra a través de la Palabra de Dios, fundamental para enfrentar desafíos en la fe. La confianza en Dios es esencial en tiempos difíciles.