El desierto no es tu lugar de destino

El desierto es un periodo de preparación y formación para los hijos de Dios, no un destino final. Aunque puede ser desafiante, representa un tiempo de espera que culmina en bendiciones. La obediencia, confianza, paciencia y esperanza son esenciales para atravesarlo, llevando a la Tierra Prometida y al cumplimiento de las promesas divinas.