Jueces 7:19-22 RVR1960| 19 Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. 20 Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón! 21 Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo. 22 Y los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat.
Dios a menudo utiliza lo que parece débil o insignificante para mostrar su poder y gloria. En la historia de Gedeón, vemos cómo el Señor tomó a un ejército de treinta y dos mil hombres y lo redujo a solo trescientos. No era una reducción por error o casualidad, sino una estrategia divina para que Israel entendiera que la victoria no vendría por su propia fuerza, sino por el poder de Dios. Hoy, veremos cómo esta estrategia es una lección para nosotros de confiar completamente en Dios, incluso cuando las circunstancias parecen imposibles. Dios redujo el ejército de Gedeón a trescientos hombres, un número que humanamente hablando, no tenía posibilidades de ganar contra el ejército masivo de los madianitas. Pero Dios no necesitaba una gran multitud para derrotar al enemigo; lo que necesitaba era obediencia y fe.

La estrategia que Dios le dio a Gedeón no involucraba armas tradicionales. Los trescientos hombres no llevaban espadas ni lanzas, sino trompetas, cántaros vacíos y antorchas dentro de los cántaros. En el momento clave, Gedeón y sus hombres siguieron las instrucciones de Dios: hicieron sonar las trompetas, rompieron los cántaros, levantaron las antorchas y gritaron: «¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!» Esto causó un gran caos en el campamento enemigo, y los madianitas, en su confusión, comenzaron a atacarse unos a otros.
Las trompetas, los cántaros vacíos y las antorchas, tienen un simbolismo profundo y espiritual. Estos elementos, aunque parecían inútiles en una batalla convencional, representan varias enseñanzas claves sobre cómo Dios obra en medio de la aparente fragilidad, manifiesta su poder cuando somos obedientes a Él.
Las trompetas a menudo representan proclamación y anuncio. Se utilizaban para dar señales, anunciar la presencia de Dios, para convocar al pueblo o dar inicio a la guerra En la batalla de Jericó, el sonido de las trompetas fue clave para la victoria. Por esto para Gedeón representaban la obediencia a la voz de Dios y la proclamación del poder del Señor. Aunque las trompetas no son armas en sí mismas, su sonido causó confusión en el campamento enemigo. Esto nos enseña que a veces Dios nos llama a declarar con fe Su poder, aun cuando nuestras palabras o acciones parezcan inadecuadas ante el desafío. La trompeta es una llamada a proclamar Su palabra con fe.
Los cántaros vacíos o vasijas vacías simbolizan nuestra frágil humanidad y vacía sin el poder de Dios. En la Biblia, las vasijas a menudo representan al ser humano como recipiente (2 Corintios 4:7: “tenemos este tesoro en vasos de barro…”). Por esto los cántaros vacíos que llevaban los trescientos hombres simbolizaban la dependencia total a Dios. Ellos eran frágiles, como los cántaros, y solo podían ser útiles cuando permitían que Dios llenará sus vidas y manifestará Su poder. La rotura de los cántaros para exponer la luz interior (las antorchas) nos enseña que la verdadera victoria espiritual se logra cuando nuestras debilidades son quebrantadas y Dios brilla a través de nosotros. El cántaro vacío representa nuestra fragilidad y la necesidad de ser «quebrantados» para que Su poder se manifieste.
Las antorchas o lámparas representan la luz de Dios que ilumina en medio de la oscuridad. Simboliza la presencia de Dios y el poder del Espíritu Santo. Por esto las antorchas escondidas dentro de los cántaros nos muestran que la luz de Dios está en nosotros, pero a veces es necesario que nuestros “cántaros” (nuestras debilidades o orgullo) se quiebren para que Su luz brille con más fuerza. La luz es lo que causa temor en el campamento enemigo, recordándonos que la presencia de Dios en nuestras vidas es lo que trae confusión a las fuerzas del mal. La antorcha es la luz de Dios en nosotros que ilumina y trae victoria en medio de la oscuridad.
Por esto debemos tener presente estos puntos importantes de Gedeón:
1. Confiar en Dios, no en nuestras fuerzas. Al igual que Gedeón, muchas veces enfrentamos desafíos que parecen ser demasiado grandes para nuestras capacidades. Pero cuando confiamos en la estrategia de Dios, incluso lo que parece débil o insuficiente puede ser usado para la victoria. No se trata de cuántos recursos tenemos, sino de si estamos dispuestos a seguir la dirección de Dios.
Zacarías 4:6 RVR1960| Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
2. Obediencia a las instrucciones de Dios. La clave para la victoria de Gedeón fue la obediencia. Dios dio una estrategia inusual, pero Gedeón y su ejército la siguieron al pie de la letra. Esto nos recuerda que debemos estar atentos a la voz de Dios y obedecer, incluso cuando no entendamos completamente Su plan.
Deuteronomio 20:4 RVR1960| porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.
3. Dios pelea por nosotros: En esta batalla, los trescientos hombres no necesitaron usar fuerza física, porque Dios mismo luchó por ellos. El poder de Dios fue suficiente para sembrar confusión en el enemigo y traer la victoria. De la misma manera, cuando dejamos nuestras batallas en las manos de Dios, Él pelea por nosotros.
Éxodo 14:14 RVR1960| Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.
Amado lector, la historia de Gedeón y los trescientos hombres nos recuerda que cuando seguimos la estrategia de Dios, Él puede llevarnos a la victoria de formas que superan nuestra comprensión. No necesitamos confiar en nuestra propia fuerza o sabiduría, sino en el poder y dirección del Señor. Hoy, te animo a que confíes en las estrategias de Dios para las áreas de tu vida que parecen imposibles. Dios es capaz de vencer a cualquier «madianita» que esté robando tu cosecha, tus bendiciones o tu paz. Oremos juntos: Señor, hoy reconocemos que nuestras fuerzas son limitadas, pero tu poder es infinito. Te pedimos que nos ayudes a confiar en tu plan y estrategia para nuestras vidas, incluso cuando no la entendamos. Que podamos ser obedientes a tu palabra y dejar nuestras batallas en tus manos. Pelea por nosotros, Señor, y guíanos a la victoria que solo Tú puedes dar. En el nombre de Jesús, amén.
Jueces 8:28 NVI|Los madianitas fueron sometidos delante de los israelitas y no volvieron a levantar cabeza. Y durante cuarenta años, mientras vivió Gedeón, el país tuvo paz.
¡Que Dios te bendiga ricamente en esta nueva temporada y mantente expectante de las cosas grandes que Dios va hacer!
Con amor,
Sandra Patricia Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960| Reina-Valera 1960
NVI| Nueva Versión Internacional