21 días de ayuno y oración
Marcos 4:35-41 RVR1960|35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. 36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. 37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? 39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. 40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen?
Mientras meditamos en este pasaje de la Biblia, vemos aquí expuesta la falta de fe de los discípulos, que era algo que Jesús siempre les enfatizaba, la importancia de la fe. Y es de lo que aun a nosotros nos sigue hablando: Fe, fe para creer y verlo actuar a nuestro favor, no dejando que ninguna tormenta nos intimide, sino que mas bien sea el impulso para que lleguemos al otro lado. Aquí vemos como una tormenta repentina amenaza con hundir su barca, y ellos, a pesar de estar con Jesús, son vencidos por el temor. Sin embargo, Jesús, en su autoridad divina, se levanta y calma la tempestad con solo una palabra.

¿En que consiste el actuar y el reaccionar?
Reaccionar es permitir que las circunstancias, las personas o las situaciones controlen tu vida. En cambio, actuar es tomar el control y esto lo puedes lograr a través del dominio propio. Se que más son las ocasiones en que reaccionamos en lugar de actuar; ignorando nuestros propios errores porque es mucho más fácil culpar a los demás de nuestros fracasos. Una persona que solo reacciona se convierte en alguien difícil de corregir y enseñar. Nuestras reacciones están frecuentemente ligadas a heridas del alma, ya que la reacción por lo general está basada en sentimientos, mientras que actuar en fe es moverse con la convicción del Espíritu Santo y la Palabra de Dios.
La forma de dejar de reaccionar es descubrir el pensamiento de Dios en cada situación. ¿Por qué Dios permitió esa tormenta en la vida de los discípulos? Lo hizo para enseñarles la importancia de la fe y lo que puede cambiar en tu entorno cuando crees. Jesús reprendió la tormenta con autoridad, no con temor, porque sabía que tenía el control de todo. Estaba seguro de que llegaría a su destino, porque había una palabra sobre su vida.
Por esto cuando Jesús dice: “Pasemos al otro lado”, no solo estaba hablando de cruzar el mar físico. Nos invita a cruzar de una etapa de fe a otra, a trascender de una vida llena de miedos a una vida llena de confianza inquebrantable en su poder y amor.
Isaías 43:2 RVR1960| Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
La pregunta es: ¿Reaccionas ante la tormenta o actúas basado en la Palabra? La reacción es evidente: afán, temor y preocupación por no llegar a tu destino o, peor aún, creer que morirás en el intento. Pero cuando actúas en obediencia a la Palabra, encuentras descanso en medio de la tormenta y autoridad para reprenderla.
Marcos 1:35 RVR1960| Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.
Amado lector, Jesús siempre priorizó su relación con su Padre Celestial, lo cual le permitió ver la mano de Dios en cada momento de su vida. De igual manera, nosotros debemos buscar esa intimidad con el Padre. Cuando estamos en comunión constante con Dios, no solo buscamos soluciones, sino que trascendemos en nuestra fe. Trascender significa ir más allá de nuestras limitaciones humanas, confiando en la soberanía de Dios. No te limites a ser parte del problema; actúa en lo que estás viviendo y observa cómo la mano de Dios te respalda en todo. Recuerda, cuando actúas en fe, trasciendes en el poder y la autoridad de Dios, caminando hacia nuevos territorios espirituales con confianza y valentía. Oremos juntos: Padre celestial, en medio de las tormentas de la vida, ayúdame a trascender en fe. Cuando los vientos de la duda y el miedo amenacen con hundirme, recuérdame que Tú estás en la barca conmigo. Que mi confianza en Ti sea más grande que cualquier temor, y que pueda caminar en la seguridad de que Tú tienes el control de todas las cosas. En el nombre de Jesús. Amén.
Salmos 46:1-3 RVR1960| 1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; 3 Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah
Que la gracia y el favor de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.
Con amor,
Fabio R. Ventura
Abreviaturas de las diferentes Biblias utilizadas:
RVR1960| Reina-Valera 1960