Una fe revelada por la cruz

Mateo‬ ‭26:20-25‬ NVI|20 Al anochecer, Jesús estaba sentado a la mesa con los doce. 21 Mientras comían, dijo: —Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar. 22 Ellos se entristecieron mucho y uno por uno comenzaron a preguntarle: —¿Acaso seré yo, Señor? 23 —El que mete la mano conmigo en el plato es el que me va a traicionar —respondió Jesús—. 24 El Hijo del hombre se irá, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido. 25 —¿Acaso seré yo, Rabí? —dijo Judas, el que lo iba a traicionar. —Tú lo has dicho —contestó Jesús.

Al morir Jesús en la cruz del Calvario le daba la oportunidad al ser humano de restablecer su relación con el Señor. Su sangre derramada en la cruz fue el pagó y el perdón para limpiar nuestro pecado. Por eso debemos entender que solo Su sangre pudo romper el velo que nos impedía tener una comunión con el Padre. La cruz es sinónimo de un nuevo comienzo, de un nuevo pacto entre Dios y los hombres.

La vida natural y espiritual se basa en la comunión con Dios. La palabra griega para comunión es: «koinonía», que se traduce como: «comunión» o «participación en lo común», tener intereses mutuos o trabajar en acuerdo o en equipo.

Estos son algunos principios sobre la comunión:

1- La comunión transforma. El primer objetivo de la comunión es la semejanza, es decir, ser un reflejo de aquello con lo que te estás relacionando. Cuando tienes una comunión constante con alguien, empiezas a parecerte a ese alguien al punto de que puedes incluso imitar sus gestos y aspectos de su vida. Lo mismo sucede cuando tienes comunión con el Espíritu Santo; Él formará en ti la imagen y semejanza de Cristo. 

2- El llamado se basa en la comunión. Este llamado tiene dos direcciones: La comunión con Dios y la comunión con el prójimo, porque la iglesia fue establecida para tener comunión. Pero la comunión con los demás solo puede ser posible, cuando nuestra comunión con Dios es fuerte. Cuando no puedes relacionarte con los demás de una forma correcta, esto es un indicio de que tu vida de oración está menguando. 

¿Por qué Jesús pudo tener comunión con Judas? Porque la comunión con el Padre te prepara para tener comunión con los demás sin importar el carácter que estos puedan tener. Tu comunión con los demás no se basa en lo que los demás hagan o dejan de hacer, tampoco en los milagros que recibes o en lo que Dios te puede usar, sino en la condición espiritual que está tu corazón. 

Veamos estos dos escenarios que nos reflejan la comunión con Dios:

Lucas 23:34: Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Estas fueron las primeras palabras que Jesús pronunció en la cruz y, aun en su peor momento, se mantenía en comunión con Dios. Y el mensaje que nos da claramente, es que:  Aun en tu peor momento o condición, nunca pierdas tu comunión con Dios.

Hechos 7:59-60: Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. Esteban había fijado sus ojos a Jesucristo, así que podía mantenerse confiando que aun los golpes de las piedras, no iban a romper esa relación personal que tenía con Él. No dejes que las piedras te saquen de tu comunión con el Padre Celestial

Amado lector: La sinceridad, el reconocimiento y el arrepentimiento son los tres fundamentos para tener una comunión íntima con el Espíritu Santo. En ocasiones, nuestra comunión con Dios se puede ver limitada por la falta de estos tres principios y es primordial que confesemos aquello que puede detener o limitar nuestra relación con Él. Así que es tiempo de abrirle tu corazón a Dios y decirle todo aquello que puede afectar negativamente tu vida espiritual, porque necesitas avanzar a un nivel más alto de comunión, y ver Su mano poderosa obrando en nuestras vidas de una forma sobrenatural. Amen.

Romanos 12:9 RVR1960| El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.

Que la gracia y el favor de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.
Con amor, 
Fabio R. Ventura

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